Washington

Barack Hussein Obama II, presidente número 44 de Estados Unidos, cumple hoy 55 años. Los últimos siete y medio ha vivido en el 1600 Pennsylvania Avenue, de Washington, en la Casa Blanca; hogar que deberá abandonar el 20 de enero de 2017. El de hoy es su último onomástico como líder estadounidense.

Deja atrás un año con mucho movimiento. A pesar de la tradición del lame duck (pato cojo) que impera en la mayoría de mandatarios salientes, Obama aprovecha sus últimos meses en el cargo para dar el último empujón a sus programas progresistas.

Para el director y profesor del Centro de Estudios Presidenciales y Congresales de la American University, James Thurber, el último año de Obama ha conseguido muchos éxitos. “La presión para girar hacia el Pacífico, el impulso al TPP, las regulaciones contra el cambio climático, el pacto con Irán, el apoyo continuado a su reforma sanitaria y la ayuda a varios demócratas [incluyendo a Hillary Clinton] a ser elegidos”, enumeró para EL UNIVERSAL.

Pero también ha vivido sus frustraciones más agudas como mandatario: el auge de la tensión racial, el aumento de la violencia por las armas, la congelación de su reforma migratoria. Todas se unen a la imposibilidad de cerrar el penal de Guantánamo, una de sus promesas electorales.

Por delante todavía le quedan cinco meses en la Casa Blanca. ¿A qué va a dedicar este tiempo? “Estará muy activo”, apuntó el catedrático, “y dará discursos sobre qué ha hecho en su mandato”, auguró. El objetivo es doble: dar visibilidad a su legado y, además, convertirlo en razones para ayudar a Hillary Clinton, abanderada demócrata a la Casa Blanca.

La peor pesadilla del presidente de EU se llama Donald Trump, candidato republicano a la presidencia estadounidense, y la posibilidad que sea su sucesor. Por eso, en las últimas semanas, entró de lleno al ruedo electoral. Sus más allegados dicen que extraña los periodos de campaña y que, si la Constitución estadounidense lo permitiera, se volvería a presentar para el puesto. Además, está convencido que ganaría de forma fácil: en los últimos sondeos tiene 53% de aprobación. Thurber dijo que si Obama pudiera elegir sus regalos serían tres: consolidar el TPP, aprobar su nominado para llenar el asiento vacío en el Tribunal Supremo y asegurar la elección de Hillary.

Obama celebrará su cumpleaños trabajando, en una reunión en el Pentágono y con una conferencia previa a sus vacaciones en Martha’s Vineyard. Ahí recargará fuerzas para un fin de año que se prevé movido. Pero el 20 de enero no abandonará Washington. No lo hará hasta que su hija menor, Sasha, acabe el instituto (dentro de dos años): hasta entonces vivirá en una mansión en un barrio residencial de la capital de EU. Allí, en los primeros meses, se dedicará “a dormir”, reitera en entrevistas.

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