Washington.— La candidata presidencial demócrata Hillary Clinton quiso frenar de buenas a primeras cualquier intento de su rival republicano Donald Trump de suavizar su figura y acercarse a los votantes de las minorías raciales del país, y lo hizo de forma contundente: presentando al magnate como el líder de un movimiento supremacista blanco que expande el odio en Estados Unidos como si fuera algo “normal”.

Clinton, quien en entrevista con CNN se disculpó de nueva cuenta por haber usado un servidor privado para enviar e-mails oficiales cuando era secretaria de Estado, diciendo que ello “no tiene excusa”, dejó completamente de lado sus discursos programáticos y fue al ataque de su rival. “[Trump] está poniendo a los grupos de odio de moda y ayudando a un sector radical a asumir el control del Partido Republicano”, criticó en un mitin en Reno, Nevada.

Los “grupos de odio” a los que hizo referencia la candidata demócrata son los integrantes del movimiento “alt-right”, una autonombrada “derecha alternativa” de “ideología emergentemente racista” que, según el diario The Wall Street Journal “rechaza el conservadurismo tradicional, promueve el nacionalismo y ve la inmigración y el multiculturalismo como una amenaza para la identidad blanca”.

Del “alt-right” no se había oído hablar hasta hace una semana, con el más reciente cambio en la cúpula organizativa de la campaña republicana. Stephen Bannon, el nuevo director ejecutivo del buque Trump, era anteriormente jefe del portal de noticias Breitbart, una plataforma conocida por su postura conservadora radical y por ser altavoz del “alt-right” y que, según la organización anti-odio Southern Poverty Law Center, abraza “las ideas del sector más extremista de la derecha conservadora”.

Que el magnate republicano haya unido esfuerzos a estas facciones ideológicas demuestra, en opinión de Clinton, que los cantos de sirena de cambio y “suavidad” son falsos. “No se dejen engañar”, advirtió. Trump, aseveró, está alentando las facciones más racistas del país, dividiéndolo con su retórica y apoyándose en “estereotipos dañinos”, un “adelanto perturbador” de qué tipo de presidente puede llegar a ser.

“Donald Trump ha construido su campaña en el prejuicio y la paranoia”, señaló Clinton.

La candidata demócrata puso ejemplos del “racismo” de Trump: desde incendiar la opinión pública con sus dudas sobre si el presidente Barack Obama es estadounidense hasta su presentación como candidato presidencial con un discurso contra México y los mexicanos, pasando por las acusaciones de imparcialidad de un juez sólo porque tiene herencia latina.

Minutos antes, en New Hampshire, Trump pareció anticiparse al discurso de su contrincante. “Van a intentar acusar a esta campaña, y a los millones de estadounidenses decentes que apoyan esta campaña, de que son unos racistas. Y no lo son”, dijo el magnate. “Construir un muro no te hace racista. Te hace astuto. Te hace un estadounidense... La gente que quiere reforzar sus leyes y respetarlas, que quiere su frontera segura, no es racista. Es patriota”, aseguró.

De acuerdo con una encuesta de la Universidad de Quinnipiac, Clinton aventaja a Trump en intención de voto 50% contra 10%, si se toma en cuenta sólo a ellos dos como candidatos.

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