Washington.— La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, realizaron ayer su primer acto de campaña juntos en Scranton, Pennsylvania, la ciudad natal del funcionario y también de Hugh Rodham, padre de la ex secretaria de Estado.

El vicepresidente estadounidense se dedicó a convencer a los votantes blancos del peligro que representa el candidato republicano, Donald Trump. Durante su discurso reiteró que sólo Hillary “entiende” el lugar del país en el mundo.

Pensilvania es uno de los estados cruciales en la campaña de Trump, por su composición socioeconómica, con predominio de una comunidad blanca de clase trabajadora.

En su discurso, Biden enfatizó que el magnate es alguien “total y completamente no apto para ser presidente de Estados Unidos”, en línea con declaraciones recientes del presidente Barack Obama.

Según Biden, nunca un candidato presidencial, republicano o demócrata, “ha sabido menos o estado menos preparado” para manejar la seguridad nacional que Trump.

El vicepresidente comentó que elegir a Clinton, quien está a un paso de ser la primera presidenta en la historia de Estados Unidos, “cambiará” las vidas de las niñas del país, al describir que todo el mundo conoce lo “valiente” e “inteligente” que ella es.

Por su parte, Hillary Clinton adelantó que, si gana las elecciones, pedirá a Biden que siga impulsando la campaña que encabeza actualmente para derrotar al cáncer.

En las próximas semanas, Joe Biden hará campaña de nuevo en
Pennsylvania, así como en Ohio, Michigan y Florida, para apoyar a Clinton y a otros candidatos en las contiendas abiertas en el Senado.

Clinton, en tela de juicio. El diario The Washington Post publicó ayer un editorial en el que critica la “porosidad” entre la Fundación Clinton y el Departamento de Estado cuando Hillary Clinton era la jefa de la diplomacia estadounidense (2009-2013).

“Donantes de la Fundación Clinton podrían haber visto sus regalos como medio para comprar acceso y eso apunta a un problema aún mayor. Si la señora Clinton ganara en noviembre, traería al Despacho Oval una red de conexiones y potenciales conflictos de interés desarrollados durante décadas”, señaló.

Los posibles conflictos de interés en el tema han levantado dudas en varias ocasiones durante la campaña. El diario critica las difusas líneas que separaban el trabajo de personas vinculadas a la fundación como asistentes de Bill o Hillary. “El muro ético que se suponía que Clinton tenía que levantar entre ella y la organización de su familia no era lo suficientemente impermeable”, concluyó. 

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