Cracovia.— El papa Francisco condenó ayer la “devastadora ola de terrorismo” y guerra que golpea al mundo e instó a los jóvenes a que no sean indiferentes al sufrimiento de otros.

El Pontífice, quien pondrá fin hoy a un viaje de cinco días a Polonia, realizó una escala imprevista en la iglesia de San Francisco de Asís en Cracovia para orar por la paz.

“Toquen los corazones de los terroristas, para que puedan reconocer la maldad de sus acciones y puedan volver al camino de la paz y el bien, del respeto por la vida y por la dignidad de cada ser humano, sin importar su religión, origen, riqueza o pobreza”, afirmó en la plegaria.

“Venimos hoy a implorarte que ampares al mundo y a sus habitantes con la paz, alejando el destructivo oleaje del terrorismo, restaurando la amistad y derramando en los corazones de tus criaturas el don de la confianza y la prontitud para perdonar”, comenzó el líder católico la oración.

De la iglesia el Papa se trasladó a una explanada en Brzegi, a las afueras de Cracovia, prevista para acoger los eventos centrales de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Ahí se dirigió a cientos de miles de jóvenes.

Tras contemplar representaciones bailadas de historias de lucha, conflicto y redención, escuchó a un joven representante de la ciudad siria de Aleppo diciendo: “¿Dios, dónde estás? ¿Existes?”. En respuesta, Francisco pidió rezar por Siria y otras zonas en conflicto. Dijo: “Tenemos que darnos cuenta de una vez por todas que nada justifica el derramamiento de sangre”.

“El odio no se vence con odio”. “Nosotros no vamos a gritar ahora contra nadie, no vamos a pelear, no queremos destruir. Nosotros no queremos vencer el odio con más odio, vencer la violencia con más violencia, vencer el terror con más terror”, aseguró el jerarca católico.

Instó a que los que tienen una posición más cómoda no permanezcan ajenos al sufrimiento de los otros. “Para muchos es más fácil y beneficioso tener a jóvenes embobados y atontados que confunden felicidad con un sofá; para muchos, eso les resulta más conveniente que tener jóvenes despiertos, inquietos respondiendo al sueño de Dios y a todas las aspiraciones del corazón”, añadió.

Francisco indicó que el mundo no se hizo para “vegetar”, pasarla cómodamente, sino todo lo contrario. El mundo, dijo, es “para dejar huella”.

Llamó a seguir “la locura” de encontrar al hambriento, al sediento, al desnudo, al enfermo, al amigo caído en desgracia, al que está preso, al prófugo y al emigrante, al vecino que está solo. “Dios nos invita a ser actores políticos, pensadores y movilizadores sociales”, apuntó.

Más temprano, durante la misa celebrada en el santuario dedicado a Juan Pablo II en Cracovia, el Pontífice dijo que quiere una Iglesia más abierta y modesta, y que esta apertura no sea como hombres de poder, sino como esclavos. “Él [Jesús] deseó desde el principio que la Iglesia salga, que vaya al mundo. Y quiere que lo haga de la misma manera en que fue enviado al mundo: no como un hombre de poder, sino como un esclavo”, declaró durante la homilía ante sacerdotes, seminaristas y prelados celebrada en el marco de la JMJ.

“Cualquiera que se haya decidido a vivir su vida como lo hizo Jesús no debe desperdiciar el tiempo en planear un futuro seguro y bien remunerado, para no caer en el aislamiento o la oscuridad, encerrado en sus propias paredes de un egoísmo sin esperanza”, añadió. Durante la JMJ, que se prolonga hasta hoy, el Pontífice ha realizado numerosos llamamientos de ayuda a los sirios. El jerarca católico tomó confesión a varios jóvenes y además se reunió con una chica sin piernas, cuyas prótesis había pagado el propio Francisco.

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