Washington.— Tras una acalorada sesión que se extendió por más de cuatro horas, los países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) evitaron, de momento, tomar una decisión en torno a la crisis que vive Venezuela.

Sin embargo, muchos interpretaron la jornada como una gran derrota a los intentos del gobierno de Nicolás Maduro de “cerrar la discusión internacional sobre la situación en el país”, dijo el director de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, quien aseguró que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, “lo que logró fue abrir la puerta para que un tema que antes era intocable se pueda abordar ahora desde muchas aproximaciones”.

La sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, con sede en Washington, fue convocada para escuchar los argumentos de Almagro, quien invocó la Carta Democrática al considerar que en Venezuela hay alteración del orden constitucional. La aplicación de la Carta podría derivar en la suspensión del país del organismo.

En su intervención, Almagro aseguró que no buscaba “castigar” a Venezuela, sino “ayudar a un Estado miembro a que vuelva al camino”. Y expuso un difícil cuadro de la crisis venezolana que, dijo, “está alcanzando un punto crucial”, por lo que pidió a los países miembros de la OEA considerar “la vida y la seguridad del pueblo venezolano”. Tras su intervención, los países se limitaron a expresar su posición frente al informe de Almagro, pero no pasaron al fondo de la cuestión, que era determinar la necesidad de activar los mecanismos de la Carta en caso de rompimiento del orden constitucional. La sesión terminó así sin llamada a votación ni anuncio sobre si el debate se retomará en algún momento.

Varios países se pronunciaron en favor de facilitar las gestiones mediadoras de los ex presidentes Martín Torrijos, de Panamá; Leonel Fernández, de República Dominicana, y el ex jefe del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, para activar el diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición venezolana.

La sesión dejó en evidencia la división en el seno de la OEA y mientras Canadá, Estados Unidos y Panamá justificaron la invocación de la Carta hecha por Almagro, otros como Paraguay insistieron en la necesidad de que el gobierno venezolano permita la celebración del referéndum revocatorio, como salida de la crisis.

Suavizando el tono, Almagro llamó a la creación de un “grupo de países amigos” que ayude a Venezuela a salir de la crisis, pero quedó en suspenso la definición del papel, si es que alguno, puede jugar la OEA.

La sesión, que generó gran expectativa, arrancó con polémica luego de que Venezuela, representada por la canciller Delcy Rodríguez, intentara bloquear la presentación de Almagro advirtiendo que se estaba generando un terrible precedente y que la OEA, al permitir la denuncia de Almagro, se comportaba como un “órgano golpista”, un “tribunal de la inquisición” que estaba desconociendo a un gobierno electo de manera legítima [el de Maduro]”. “Están utilizando esta organización para acosar al gobierno de Venezuela”, dijo antes de proponer la suspensión de la agenda del día y asegurar que en su país “no hay crisis humanitaria”.

Sin embargo, su petición fue rechazada por 20 países —incluyendo México, Uruguay, Estados Unidos, Colombia, Canadá, Chile, Brasil y Argentina—, que se mostraron en favor de escuchar la radiografía que hizo Almagro. Fuentes diplomáticas dijeron a El Tiempo que esas naciones decidieron votar en favor bajo el entendido de que lo haría de manera diferente en caso que se pusiera sobre la mesa la decisión sobre si existe alteración del orden constitucional en Venezuela.

En contra de iniciar la sesión votaron, entre otros, Nicaragua, El Salvador, Bolivia y Ecuador, además de Venezuela. La canciller venezolana, junto con el embajador de Bolivia, Diego Pary, y el representante de Nicaragua Luis Exequiel Alvarado Ramírez pidieron la renuncia de Almagro, al que acusaron de devolver a la OEA “a su oscuro pasado de intervenciones golpistas”.

En Caracas, opositores venezolanos, encabezados por Lilian Tintori, esposa del encarcelado líder político Leopoldo López, se tendieron en el suelo frente a la sede de la OEA a manera de protesta pacífica para pedir la activación de la Carta Democrática. “Venezuela está sufriendo”, dijo Tintori. “Está en el piso... no se respetan los derechos humanos... no hay comida... no hay medicinas”, dijo, y tachó a Maduro de “dictador”.

Aunque la invocación de la Carta no prosperó, Tintori dijo que con la sesión de ayer “hemos logrado que el mundo, en especial los países de América, votaran para tener el informe de Venezuela en sus manos... Hoy la OEA abraza a los venezolanos”.

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