El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva arremetió hoy contra la "cuadrilla" de legisladores que "han implantado la agenda del caos" en Brasil y alertó sobre el "retroceso" democrático que vive América Latina.

Lula participó en Sao Paulo en un seminario con representantes de formaciones de izquierda y en el que también estuvo presente el ex primer ministro italiano Massimo D'Alema, presidente de la Fundación de Estudios Progresistas Europeos.

El ex jefe de Estado alertó de que el juicio político que busca la destitución de la presidenta Dilma Rousseff "está comandado por políticos corruptos que no se conforman con el resultado de las urnas".

Lula, blanco de dos investigaciones por supuesta corrupción, aseguró que la oposición no se conformó con perder cuatro elecciones y ahora, dijo, quiere implantar su agenda "neoliberal" a través de un "golpe" de Estado.

A su juicio, el "golpe" está respaldado por la elite del país y por los medios de comunicación brasileños, a los que volvió a criticar.

El exmandatario cargó también contra el jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, a quien acusó de comandar el proceso para acortar el mandato de Rousseff a pesar de ser "reo en dos procesos de corrupción".

Lula, quien sufre de una fuerte ronquera, advirtió de que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) "resistirá" en las calles y "luchará" si avanza en el Senado el proceso de destitución contra Rousseff.

"En el PT vamos a resistir, vamos a luchar, porque con la democracia no se juega. Mucha gente murió para conquistarla", aseveró.

El presidente del PT, Rui Falaco, señaló que si la oposición consigue la salida de Rousseff "no habrá tregua ni respeto a un gobierno usurpador", que consideró que será "ilegitimo e ilegal".

En caso de ser destituida, Rousseff sería sucedida por el vicepresidente Michel Temer, quien ha roto todos los lazos con la mandataria y ha comenzado a reunirse con políticos de cara a comandar un eventual gobierno.

Fuera del hotel donde fue realizado el seminario se reunieron detractores y simpatizantes de Lula, quienes se enzarzaron en una guerra de coros a favor y en contra del expresidente, acompañados de cerca por la policía.

La división de los dos grupos fue un reflejo más de la intensa polarización social que vive el país, que en las últimas semanas sigue de cerca el proceso contra Rousseff.

La Cámara de los Diputados aprobó que continúen los trámites para un juicio contra la presidenta brasileña y la última palabra la tendrá ahora el Senado, quien podría tomar la decisión a mediados de mayo.

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