Washington.— Donald Trump, el más viable aspirante a la nominación presidencial republicana, se vio anoche arrinconado por los ataques de sus rivales de partido y los moderadores, durante el onceavo debate en el que el magnate tuvo que justificar sus cambios de opinión sobre distintos asuntos alegando que hay que ser “flexible”.

En materia migratoria, Trump no pudo negar que en un reciente encuentro con el consejo editorial de The New York Times, habló de la posibilidad de “flexibilizar” su posición en materia migratoria. “Tuve una reunión con el consejo editorial de The New York Times pero creí que era off the record... creo que no es justo”, dijo Trump. Sin embargo, cuando el senador por Texas, Ted Cruz, le dijo que lo mejor para saber exactamente qué dijo al diario sería publicar las declaraciones, Trump defendió la secrecía del off the record, pero Cruz reviró diciendo que el propio Trump ha hecho de la migración un tema central de su campaña y que, en ese sentido, era clave saber qué pensaba.

En más de una ocasión, Cruz, el senador por Florida Marco Rubio y una de las presentadoras del debate transmitido por Fox News, Megyn Kelly —con quien Trump protagonizó un desencuentro en el debate de agosto pasado—, mostraron al multimilllonario como un político cambiante.

Así, Trump, quien afirma que penalizará a empresas que han huido de EU para beneficiarse de la mano de obra barata en otros países, fue incapaz de prometer ayer que cerrará sus fábricas de trajes y corbatas hechas en México y China, cuando Rubio se lo pidió. Cruz recordó que Trump es el primero en contratar a personas de países como India con visas de trabajadores huésped, y cuestionó: “¿Y este es el tipo que dice que va a crear empleos en EU?”.

Rubio, el aspirante republicano que más municiones soltó anoche contra Trump, le urgió a definir su posición en materia migratoria: “Soy el más fuerte. Voy a construir el muro y lo va a pagar México”, respondió Trump.

“Algunos se preguntan si, respecto de sus políticas migratorias, usted sólo está vendiendo fantasías a la gente”, le recriminó la moderadora Megyn Kelly, en alusión a la retórica extremista que más apoyos ha granjeado a Trump, pero que en ciertos discursos ha moderado.

Su gambeteo demostró por primera vez la falta de consistencia en sus planes. Rubio acusó a Trump de “decir lo que la gente quiere oír”, con tal de venderse mejor. El empresario, quien también defendió las técnicas de interrogatorio consideradas como tortura, recurrió a los ataques personales. “El pequeño Marco ha dicho que mis manos son pequeñas e insinuado que a tal vez tengo problemas en otra parte. Les puedo asegurar que no tengo ningún problema ahí”, dijo. Al final del debate, Cruz, Rubio y el gobernador por Ohio, John Kasich —quien se declaró “único adulto en el escenario”—, dijeron que apoyarán a Trump si él es elegido candidato.

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