La increíble recuperación del "bebé brujo"

Hace poco más de un mes, la imagen de una mujer rubia dándole agua a un bebé de dos años severamente desnutrido y que apenas podía mantenerse de pie, le dio la vuelta al mundo.

Se trataba del pequeño Hope, como fue nombrado por Anja Ringgren Loven, la activista danesa que lo rescató, quien fue abandonado por su familia en Uyo, en el sudeste de Nigeria, por supuestamente ser “un brujo”.

El pequeño de apenas dos años se recupera asombrosamente gracias a los cuidados de Loven y su organización African Children´s Aid Education and Development Foundation que se dedica a rescatar y ayudar a niños africanos.

La activista danesa publicó recientemente varias fotografías en las que se ve cómo Hope ha ganado peso y poco a poco va dejando atrás el tiempo que vivió en las calles, sobreviviendo apenas con la comida que encontraba en la basura. "Su situación es estable ahora. Ya toma solo los alimentos y responde a la medicación. Ahora puede sentarse y sonreír. Es un chico fuerte", señaló Loven en Facebook.

Cuando lo rescataron, el pequeño estaba lleno de parásitos y tuvo que ser sometido a transfusiones diarias de sangre para mantenerlo con vida.

Loven informó recientemente que los médicos diagnosticaron a Hope con hipospadia, una “condición innata en el que la persona tiene una uretra incompleta”, por lo que el pequeño será sometido a una cirugía la próxima semana.

“Es una operación que los médicos han realizado muchas veces, por lo que esperamos que salga muy bien. Como se puede ver en las fotos, Hope está realmente disfrutando su vida ahora que tiene 35 nuevos hermanos y hermanas que cuidan de él, juegan con él, estudian con él, y se aseguran que está a salvo y recibiendo mucho amor", señaló la activista.

Loven lidera la campaña Hope en las redes sociales y ha compartido imágenes de varios colaboradores de su ONG, incluyendo a su propio hijo, David Jr., a quien muchos confunden con el niño a quien rescató.

El caso de Hope puede resultar insólito para el mundo occidental, pero -según explicó la propia Anja- en Nigeria es común que a los niños se les acuse de ser brujos, se les torture, se les abandone y hasta se les asesine.

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