Tal y como se esperaba, el candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, no logró ayer ser investido presidente en la votación celebrada en el Congreso de los Diputados.

Necesitaba el voto de 176 diputados para obtener la mayoría absoluta, pero sólo logró 130: los 90 de su grupo y los 40 de Ciudadanos (derecha). Un total de 219 votaron en contra. Es decir, los 123 diputados del Partido Popular, los 69 de Podemos, los dos de Izquierda Unida (IU) y el resto de diputados nacionalistas vascos y catalanes. Sólo hubo una abstención, la de la diputada de Coalición Canaria (CC). El viernes se celebrará de nuevo la votación y en esta ocasión Sánchez sólo necesitará mayoría simple. Es decir, más votos a favor que en contra, aunque se espera que tampoco lo logre puesto que Podemos ya ha anunciado que no se abstendrá y que volverá a votar en contra.

Por primera vez en la historia de la democracia española, el candidato más votado en unas elecciones, Mariano Rajoy (Partido Popular), no se sometió al debate de investidura, consciente de que no lograría la mayoría suficiente para ser investido. Y fue el segundo más votado, Pedro Sánchez, el que tras pactar un programa de gobierno reformista con Ciudadanos y asegurarse su apoyo lo intentó.

El martes, Sánchez pronunció un discurso que ayer fue respondido por Rajoy, presidente del gobierno en funciones, en un tono duro, irónico y mordaz.

Rajoy acusó al socialista de tener una candidatura “ficticia e irreal”; le recordó que en las elecciones del 20 de diciembre había sacado el peor resultado de la historia del PSOE, le preguntó por qué optaba por la investidura si tenía un millón 700 mil votos menos que él y aseguró que el programa de gobierno de Sánchez “es ruinoso para la economía”.

En su contrarréplica, Sánchez reprochó a Rajoy no haber querido formar gobierno como le pidió el rey, y añadió que para intentarlo había que ser “valiente y tener coraje”.

Pablo Iglesias, líder de Podemos, se estrenó en la tribuna con un discurso social muy reivindicativo y utilizando un tono bronco y agresivo a veces; también anunció su voto en contra de Sánchez, además de criticar a todos los partidos políticos. Asimismo, exigió a Sánchez romper el pacto que hizo con Ciudadanos.

Sánchez pidió a Iglesias que mañana se abstenga de votar y permita un gobierno progresista.

Albert Rivera, líder de Ciudadanos, y también debutante en el hemiciclo, apeló al espíritu de la transición y a una convivencia tranquila, pidió “altura política para arreglar España entre todos”, además de defender su acuerdo con el PSOE.

Si mañana Sánchez no logra ser investido, el rey y jefe del Estado Felipe VI podrá encargarle la formación de gobierno a otro candidato. Y si en dos meses de la primera votación no se logra formar gobierno, se convocarían nuevas elecciones que se celebrarían el 26 de junio.

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