Corea del Norte celebra como un gran logro de su programa armamentístico nuclear lo que para el resto del mundo es un shock: dos días después de su cumpleaños, el líder norcoreano Kim Jong-un hizo alarde con lo que aseguró fue un primer ensayo de una bomba de hidrógeno, un arma más difícil de fabricar que una bomba atómica tradicional y que supera, en mucho, el poder de destrucción de esta última.

Especialmente para China y para Corea del Sur el ensayo supone una afrenta del joven dictador de poco más de 30 años, ya que hasta ahora pensaban, cada uno a su manera, que en el nuevo año podrían lograr un acercamiento al régimen estalinista, aislado internacionalmente.

Mientras existen dudas sobre si realmente se puso a prueba una bomba de hidrógeno totalmente desarrollada, no las hay sobre la determinación de Pyongyang de alcanzar su objetivo de convertirse en una potencia nuclear con efecto disuasorio. Pyongyang justifica el rearme nuclear alegando una supuesta amenaza por parte de Estados Unidos.

La primera vez que probó una bomba nuclear fue hace 10 años, violando resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU). Con este nuevo ensayo, se pone un freno a la esperanza de Corea del Sur de poder poner fin a la “diabólica espiral” de provocaciones y amenazas norcoreanas seguidas de reacercamientos.

Los habitantes de la región temen que al probable endurecimiento de sanciones que vendrá le sigan nuevas amenazas bélicas por parte de Kim. “Los norcoreanos deberían saber bien lo que se les viene encima”, opinó el director de la oficina de la fundación Friedrich Naumann en Seúl, Lars-Andre Richter. Especialmente para las relaciones intercoreanas, el nuevo ensayo supone “dos pasos atrás”.

Hace sólo unos meses, en agosto, los dos países sellaron un acuerdo para un acercamiento, aunque quizá era demasiado optimista pensar que avanzaría, señala Richter.

Corea del Norte había amenazado en varias ocasiones con la realización de un nuevo test nuclear.

Además, el ejército y el servicio secreto surcoreanos advirtieron que el país vecino estaba ampliando el complejo nuclear de Punngye Ri, en la nororiental Kilju.

El país comunista lleva mucho tiempo intentando sincronizar sus programas nuclear y misilístico.

“No estoy muy sorprendido por el test”, afirma el investigador Park Hyeong-jung, del estatal Instituto Coreano para la Reunificación nacional en Seúl. El primer motivo para realizar este nuevo ensayo sería mejorar las capacidades para la fabricación de bombas nucleares, observa. Otro motivo sería el deseo de Kim Jong-un de seguir fortaleciendo su posición.

El presidente del grupo parlamentario germano-coreano Hartmut Koschyk considera que Kim debe probar su fuerza frente a la cúpula del ejército. Koschyk estuvo en Pyongyang en octubre y entonces habló de un palpable endurecimiento de la postura norcoreana en la disputa nuclear y especialmente frente a Estados Unidos.

Pero la presión sobre Corea del Norte podría aumentar. Especialmente Beijing está muy decepcionado de que Kim haya hecho oídos sordos a las advertencias de China contra un nuevo ensayo nuclear.

Tras una larga época de hielo, la cúpula china envió en octubre a un miembro del buró político como invitado de honor al desfile militar para conmemorar el 70 aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte en Pyongyang, iniciando así el deshielo en las relaciones bilaterales.

La experta Yu Yingli, del Instituto de Estudios Internacionales en Shanghai, pronostica que las relaciones entre China y Corea del Norte volverán a empeorar.

También Park teme que, como ocurrió con el test de febrero de 2013, vuelvan a escalar las tensiones antes de que la situación se tranquilice. “Corea del Norte no le teme a las sanciones”, asegura. DPA

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

[Publicidad]