El Consejo Presidencial libio designado por la ONU nombró hoy un gobierno de unidad nacional, 48 horas después de lo estipulado y con la oposición de una parte de sus miembros, informaron fuentes oficiales.

La primera tarea que tendrá la nueva institución será lograr el reconocimiento de los dos Parlamentos rivales en el país, el de Tripoli y de Tobruk, extremo que no consiguió el consejo que lo ha elegido.

El Gobierno, que quedará bajo la dirección del actual jefe del Consejo Presidencial, Mohamad Fayez Al Serraj, está compuesto finalmente por 32 ministros, elegidos de forma proporcional a las tres principales regiones libias.

Nada más conocerse la noticia, el enviado especial de la ONU para Libia, Martin Kobler, instó al Parlamento en Tobruk, el único que ha reconocido la comunidad internacional, a reunirse rápidamente para hacer lo propio con el nuevo ejecutivo y que este pueda recibir fondos y comenzar a trabajar, según dijo en su cuenta de twitter.

La composición del nuevo gobierno debería haberse anunciado el domingo pero se retrasó por las disidencias entre las partes sobre la futura cúpula militar conjunta.

Fuentes cercanas al consejo presidencial aseguraron entonces que el representante de Tobruk en ese órgano, Ali al Katrani, y su colega Fathi al Mojbari habían amenazado con abandonarlo si no se aceptaban las demandas de la región oriental para la provincia de Berqa, que exige un tercio de los ministerios.

Además, han exigieron garantías de que en el futuro mando militar conjunto este integrado, como comandante jefe, el general sublevado Jalifa Hafter, antiguo miembro de la cúpula gadafista y actual jefe de las Fuerzas Armadas leales a Tobruk.

Hafter, quien en la década de los ochenta se convirtió en uno de los principales opositores a Muamar al Gadafi en el exilio y se mudó a Washington, donde vivió hasta su regreso en la revuelta de 2011, está considerado uno de los principales escollos para la paz en el país.

El parlamento de Tripoli amenazó este fin de semana con arrestar a cualquier miembro de las fuerzas de seguridad del consejo presidencial que pise la capital, lugar donde debe establecer su sede el nuevo gobierno.

Libia es un Estado fallido, víctima de la guerra civil y el caos, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara militarmente el alzamiento rebelde contra la dictadura de Muamar al Gadafi.

Desde las últimas elecciones, el poder está dividido entre Tobruk y Trípoli, gobiernos a los que apoyan distintos grupos islamistas, señores de la guerra, líderes tribales y contrabandistas de armas, petróleo, personas y drogas.

Del enfrentamiento se aprovechan grupos yihadistas vinculados al EI y a la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) , que han ganado terreno y extendido su influencia al resto del norte de África

lsm

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