Mientras los residentes del norte de Texas analizaban ayer la destrucción de los mortíferos tornados del fin de semana, el sistema de tormentas que desencadenó los meteoros trasladaba un tiempo invernal al centro-norte de Estados Unidos y agravó las inundaciones, a las que ya se atribuían más de una decena de muertes.

Ayer más de 2 mil 400 vuelos fueron cancelados en el país, según la página FlightAware.com, mientras que otros 3 mil 700 estaban demorados. Los aeropuertos de Chicago eran los más afectados en medio de una tormenta de aguanieve y granizo.

Se esperaban más de 30 centímetros de nieve para el suroeste de Wisconsin y el sureste de Minnesota y se emitió una advertencia de inundación repentina para el este de Missouri y el sur de Illinois, dijo el Servicio Meteorológico Nacional. Durante el fin de semana, 13 personas murieron en inundaciones repentinas en esos dos estados.

El domingo se registraron seis tornados en Arkansas, Texas y Mississippi. Texas comenzó ayer las tareas de limpieza de la devastación causada por tornados en los que murieron 11 personas en el área de Dallas y dañaron mil 600 estructuras y viviendas. Un tornado en la ciudad de Garland registró vientos de hasta 322 kilómetros por hora y mató a ocho personas, entre ellas un niño de un año. El gobernador de Texas, Greg Abbott, emitió el domingo declaraciones por zona catastrófica para cuatro condados —Dallas, Collin, Rockwall y Ellis— y advirtió que la cifra de víctimas podría subir.

Otros países también lidiaban con fenómenos climáticos extremos ocurridos durante los días de Navidad. En Gran Bretaña, cientos de soldados fueron enviados a ayudar en las evacuaciones en regiones del norte donde los ríos se desbordaron. Varios puntos de los condados de Yorkshire, Lancashire y Greater Manchester son los más afectados por las lluvias. El primer ministro, David Cameron, visitó esas zonas y aseguró que el gobierno está haciendo todo lo posible para afrontar la situación.

Crisis persiste en Sudamérica. En Paraguay, Argentina y Uruguay más de 100 mil personas están pasando la temporada navideña en albergues luego de ser desplazados de sus hogares por inundaciones masivas, mientras sufren además por el calor, insectos y agua corriente contaminada.

Las inundaciones, causadas por fuertes aguaceros y ríos desbordados, llegan al inicio del verano en el hemisferio sur, lo que significa que los desplazados deberán lidiar —además del calor— con mosquitos y serpientes que proliferan en condiciones húmedas.

Lugares como Concordia, al norte de Buenos Aires, se han visto particularmente afectadas. En algunas casas, el agua llegaba hasta los techos.

Aunque los niveles de los ríos han menguado, no queda claro qué hallarán las personas cuando regresen a sus casas. Al menos 20 mil han sido evacuados en Argentina. La vecina Paraguay ha sido la más afectada, con 144 mil evacuados. Otras miles han sido desplazadas en Uruguay y el sur de Brasil.

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