Sima Joyanda, una de las dos únicas mujeres que ocupan el puesto de gobernadora en Afganistán, se ha conjurado a luchar contra la corrupción y por los derechos de la mujer afgana aunque le cueste no solo el cargo, sino incluso "la vida".


"Limpiaré la corrupción y restauraré los derechos de la mujer aunque me cueste no solo mi puesto, sino incluso mi vida", aseguró categórica la gobernadora de la provincia de Ghor (oeste) durante una entrevista con Efe en Kabul.


Joyanda mostró su determinación en un país donde "si eres mujer, y al mismo tiempo honrada, nunca tendrás un lugar para ti en ningún sitio".
Gobernadora desde julio de una de las áreas más remotas y menos desarrolladas de Afganistán, afronta continuas amenazas de muerte tanto de los talibanes como de señores de la guerra.


"El primer día, cuando iba a ser presentada como gobernadora, planearon una protesta para evitar que aterrizada el helicóptero en el que venía a Ghor", recordó esta mujer de 44 años, que ocupaba un escaño por Ghor en el Parlamento afgano como política independiente antes de ser nombrada gobernadora.


Desde entonces ha sufrido repetidas protestas y peticiones para que dimita o sea cesada, instigadas por hombres poderosas en la zona y por políticos corruptos, afirmó.


"Se han apropiado de terrenos públicos, que estaban destinados a escuelas, parques y centros de salud", advirtió, por lo que saben que, si ella sigue en el puesto, "tendrían problemas, porque lo que hacen es ilegal".


Sin embargo, Joyanda manifestó contar con respaldo ciudadano, aunque mientras "los corruptos tienen acceso al presidente, ministerios y otras oficinas para que apoyen su campaña (contra ella)", los ciudadanos que le apoyan no tienen esa facilidad "para ir a quejarse ante el presidente contra ellos".


Sima Joyanda es de las pocas mujeres que ocupa un puesto público en Ghor.


"En toda la provincia tenemos solo una directora entre decenas de departamentos e incluso en la principal escuela superior de chicas el director es un hombre", lamentó.


"Las chicas son vendidas, golpeadas, lapidadas, reciben latigazos y no tienen derecho a elegir a la pareja de su vida", sentenció.


En noviembre, cuando una mujer fue apedreada en Ghor por los talibanes tras acusarla de irse con un joven tras dejar a un hombre mayor que ella con el que fue obligada a casarse, Joyanda no descansó "hasta dos días después".


La política pretende dar ejemplo y viaja a Kabul en autobús, sin guardaespaldas y por zonas inseguras, "para experimentar los problemas que encaran los ciudadanos comunes y mostrar a los rivales que las mujeres no tienen miedo de las amenazas de muerte".


Incluso viaja en un coche que no está blindado cuando acude a zonas con presencia de talibanes.


"Si viajo en un vehículo blindado a la línea de frente, qué pensarán los soldados, les daría un mal mensaje y no quiero que piensen que la vida de los funcionarios es más valiosa que la de ellos", indicó.


Sima Joyanda negó las informaciones que en los últimos días apuntan a que había sido cesada, de lo que aseguró no haber recibido comunicación oficial alguna.


Joyanda y Masooma Muradi, en Daikondi, son las dos únicas mujeres en el puesto de gobernadora entre las 34 provincias afganas.

cg

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