Semana de elecciones en América Latina, la que comienza. En Colombia es hora de elegir alcaldes, y en Guatemala como en Argentina, tiempo de elegir presidentes. Pero es en Sudamérica hacia dónde se dirigen todos los binóculos políticos y sociales por estos días. No sólo por la crisis que se va devorando el gobierno de Dilma Rousseff y los problemas que padece en Chile, Michelle Bachelet, sino porque los argentinos se encuentran ante un galimatías de difícil solución. Elegir presidente entre una carestía tal de liderazgos, de ideas y de propuestas, del que sólo se puede salir de una forma: mal.

Después de 12 años de forzar presupuestos, dejar de medir la pobreza y restringir la inversión externa y el comercio exterior, al país más austral del continente sólo le queda un camino el del ajuste con devaluación. Eso lo saben los tres candidatos con posibilidades aún, de suceder a Cristina Kirchner, pero no lo dicen en público. Aún cuando preparan sus equipos técnicos para ello.

Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, históricamente maltratado por el kirchnerismo, es hoy el candidato del oficialismo. Las encuestas lo muestran ganador pero no le alcanzaría para evitar una segunda vuelta que más de medio país espera. Escaso de discurso y dueño de una administración de la mayor provincia argentina, cuanto menos calamitosa, Scioli se apoya en su virtud pare resistir el oprobio al que lo sometió primero Néstor Kirchner y después su viuda. Ya nadie se acuerda de su cercanía con la dictadura militar y de su menemismo de paladar negro en los años 90.

Está allí porque su mensaje de fe y la imagen que transmite junto a su esposa, la ex modelo Karina Rabollini, se asemeja a una publicidad de la leche. “No te hace ni bien ni mal…”

En frente aparece lo más parecido a la versión criolla de Silvio Berlusconi. Mauricio Macri. Empresario acaudalado, ex presidente del club de Fútbol Boca Juniors  y actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Macri sólo habla de cambio pro no dice cómo ni con qué.

El tercero en discordia es Sergio Massa, el actual intendente (alcalde) de la ciudad bonaerense de Tigre, el que tiene la difícil tarea de diferenciarse de todos cuando hasta hace “cuatro días” era el jefe de Gabinete de la viuda. Hoy promete “meterlos presos” a todos aquellos que desde el kirchnerimo delinquen. Los más y mejor informados estallan de risa.

Y es que así la Argentina, sigue siendo el esfuerzo para transformarse en una obra fascinante. Por momentos es una tragedia y la más de las veces una comedia. A tal punto que debería dejarse por un rato de lado la obra de Juan Perón, de la que el pasado sábado se cumplieron 70años y comenzar a estudiar mejor a don Luis Sandrini, una leyenda de las artes escénicas, quien supo actuar y rodar en México allá por los años cuarentas y cincuentas.

El gobierno ya no puede ocultarla desesperación ante la posibilidad de una segunda vuelta, donde todos los escenarios seguirán abiertos. Días pasados la presidenta rompió la veda electoral para apoyar
abiertamente a Scioli. Ni siquiera sufrió el repudio de la oposición ya que el país se acostumbró a que desde la cúpula del Estado se violen sistemáticamente las normas y las leyes.

Poses, promesas vanas, frases vacías como la del kirchenrismo que empapela el país con la frase “el candidato es el proyecto” pero el proyecto tiene cara de Scioli cuyo único proyecto siempre fue personal y una oposición a la que le pesa la responsabilidad de erigirse en una alternativa a medida se acerca el desenlace. Una oposición que sólo podrá triunfar por “default y por hartazgo de la maquinaria
clientelista del kirchnerismo y por los temores que despierta el candidato a la gobernación en la provincia de Buenos Aires, Aníbal Fernández, acusado de un triple crimen.

Y es que la Argentina, se destaca también por eso. Por moverse constantemente entre la tragedia y la comedia. Algo que se exacerba en tiempo como este. Por eso llego la hora de comenzar a considerar al querido  Sandrini entre uno de los “padres de la patria”, porque al igual que el protagonista de “Cuando los duende cazaban perdices”  te hace estallar de riza o reventar en llanto al mismo tiempo.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

[Publicidad]