Aviones rusos bombardearon ayer por primera vez el territorio sirio en una operación que, según fuentes oficiales rusas y sirias, tuvo como objetivo bases del grupo terrorista Estado Islámico (EI), lo que fue negado por activistas y opositores.

La televisión estatal del país árabe, que citó una fuente militar, anunció que la aviación de Rusia, en colaboración con las fuerzas aéreas de Siria, atacó blancos del EI en las provincias centrales de Hama y Homs, donde ocasionó “grandes pérdidas en las filas de los terroristas”.

Las zonas bombardeadas fueron Al Rastan, Telbise, Al Zafarana, Deir Ful, Salamiya y los montes de Al Hamr y Aidun, de acuerdo con la versión de la cadena, que explicó que estos ataques se produjeron “en aplicación del acuerdo entre la República Árabe de Siria y la Federación de Rusia contra el terrorismo internacional y para la eliminación del Daesh [acrónimo en árabe del EI]”.

Moscú aseguró que sus aviones efectuaron 20 ataques contra el EI en sitios montañosos de Siria y negó daños colaterales entre la población civil, en respuesta a las acusaciones de la oposición en el país árabe.

La operación militar se desencadenó después de que el Consejo de la Federación (Senado) de Rusia autorizara ayer el uso de sus fuerzas aéreas en Siria, a petición del presidente ruso, Vladimir Putin, un permiso que no incluye una intervención terrestre. Putin adelantó que la intervención seguirá mientras dure la “ofensiva” del ejército sirio contra sus enemigos. La presidencia siria reveló que el propio mandatario de ese país, Bashar al-Assad, solicitó a Putin el envío de su aviación al territorio sirio para combatir el terrorismo.

Rusia es uno de los principales aliados del régimen de Al-Assad desde el comienzo del conflicto sirio en marzo de 2011 y aunque ya antes prestó apoyo logístico a las fuerzas sirias, es la primera vez que interviene directamente.

Los sirios que viven en áreas bajo control rebelde de la provincia de Homs han visto mucha destrucción en los cuatro años de guerra civil, pero dicen que la fuerza aérea rusa provocó un nuevo nivel de devastación con los ataques aéreos contra sus pueblos ayer.

Los aviones rusos, que vuelan a una altitud mayor que los de la fuerza aérea siria, no emitieron sonidos que alertaran a las personas en tierra de los ataques, en los que murieron al menos 36 civiles, incluyendo cinco niños, según el opositor Consejo Nacional Sirio.

“Hemos sido expuestos a una amplia gama de armas en los últimos cinco años, pero lo que sucedió hoy [miércoles] fue absolutamente lo más violento y despiadado, y lo más extenso, en la campiña del norte de Homs”, dijo un médico en el pueblo de Rastan.

“Mientras hablo con usted, los minaretes de las mezquitas avisan sobre aviones en el cielo y que las personas en grupos deberían dispersarse”, declaró a Reuters, declinando ser identificado por motivos de seguridad.

Dijo que 11 personas murieron en el pueblo, ubicado unos 20 kilómetros al norte de la ciudad de Homs, entre ellos tres niños y su padre, que perdieron la vida junto a dos invitados cuando su casa fue blanco de un ataque.

Aunque Rusia afirmó que sus ataques del miércoles tenían como blanco al grupo extremista EI, residentes locales en las áreas controladas por la oposición siria afirman que el movimiento yihadista no actúa en la región.

Un funcionario estadounidense y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, también dijeron que el grupo no tiene presencia en la zona.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) criticó los ataques y señaló que el apoyo de Moscú al presidente sirio “no es constructivo”, según dijo en Bruselas un destacado miembro de la organización que cita al secretario general de la alianza atlántica Jens Stoltenberg. El gobierno alemán instó a Rusia a aclarar “los objetivos y métodos” utilizados para los ataques iniciados en Siria, al tiempo que expresó su preocupación sobre sus efectos en ese país.

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