Washington.— El ex gobernador de Florida y aspirante republicano a la Casa Blanca, Jeb Bush, presentó ayer un plan de seis puntos para reforzar la seguridad fronteriza con México, combatir la inmigración y sacar del limbo a millones de personas que deberán cumplir con un riguroso plan para ganarse un estatus legal.

En un memorándum distribuido por su campaña, Bush dijo que reforzaría los patrullajes de agentes en la frontera en turnos de varios días para ser más flexibles y responder a las amenazas. Además, se propone utilizar nuevas tecnologías, tales como aviones no tripulados, radares y sensores para detectar los cruces ilegales, e impulsar la construcción de carreteras y de infraestructura para que los agentes de la Patrulla Fronteriza se desplacen de forma más eficaz y rápida por el terreno difícil.

De manera adicional, Jeb Bush propuso reforzar el sistema de E-Verify para evitar que quienes no tengan papeles sean contratados en ninguna parte de Estados Unidos.

Desde el punto de vista de Bush, encontrar una solución definitiva a los millones de indocumentados que se encuentran en el país “es imposible” mientras no se asegure la frontera contra el flujo de la inmigración. Además, señaló que quienes ya se encuentren en el país podrían obtener un estatus legal “con el tiempo” y luego de que paguen una multa, se sometan a revisión de antecedentes y aprendan inglés.

“Es la forma más honesta y realista de abordar el problema”, dijo el precandidato republicano. Aunque Jeb Bush ha defendido una posición más moderada que otros de sus adversarios como Donald Tump —quien ha prometido que expulsará a los 11 millones de indocumentados una vez que llegue a la Casa Blanca—, también ha manifestado su abierto rechazo a las órdenes ejecutivas de Barack Obama para aliviar la situación de millones de personas. Entre ellas, los hijos de indocumentados que llegaron en brazos y que estudian en una universidad.

El mensaje de Jeb Bush a favor de reforzar la seguridad fronteriza, pero sin cerrar la puerta a la legalización de quienes ya se encuentren en el país, supone la más segura de las apuestas para tratar de asegurarse el voto hispano en los comicios de 2016. Según organizaciones como Latino Decisions, en 2016 más de 13 millones de hispanos acudirán a las urnas. Según la misma organización, si el candidato del Partido Republicano consigue el respaldo de 60% del voto blanco, necesitaría al menos contar con 7% del voto latino para recuperar la Casa Blanca. En 2012 Mitt Romney cosechó 27% del apoyo hispano, frente a 70% de Barack Obama.

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