La histórica decisión de Estados Unidos y Cuba de restablecer relaciones diplomáticas —rotas en enero de 1961 como acto unilateral de la Casa Blanca— y de reabrir embajadas en Washington y La Habana, remite a los atestados casilleros de la Biblioteca Nacional de la isla.

Allí, un abultado estante que se denomina Cuba-Estados Unidos Relaciones es seguido por uno marcado con una irónica coincidencia alfabética: Cuentos de terror.

La casualidad en el orden del temario describe más de 50 años de turbios lazos entre EU y Cuba, sellados por cuentos de terror con batallas —directas o indirectas— en múltiples escenarios. Pero el anuncio de ayer de reabrir embajadas podría ponerles fin.

El aparato de propaganda del régimen reflejó un sentimiento de victoria sobre su histórico “enemigo imperialista” y vecino del norte. “Restablecidos los vínculos diplomáticos con EU, será imprescindible el levantamiento del bloqueo” para la normalidad, alegó el periódico Granma, órgano del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Además de pedir la devolución de la zona de Guantánamo, en el oriente, ocupada desde 1903 por EU como base militar, Cuba exige derogar el embargo económico también unilateral que la Casa Blanca le impuso en 1962 por idénticos motivos por los que rompió relaciones: castigar al régimen instalado en 1959 por Fidel Castro, líder histórico de la revolución, por aliarse al entonces bloque socialista de la ahora desaparecida Unión Soviética y expropiar  empresas estadounidenses.

En abril de 1961, con el asedio de una invasión armada anticastrista organizada por EU, la revolución se proclamó socialista y ahondó su rango de satélite de Moscú y del bloque comunista de Europa del Este, en un amarre que se disolvió entre 1989 y 1991 al finalizar la Guerra Fría por la caída del Muro de Berlín, el desplome de la órbita soviética y la desaparición de la URSS.

La reanudación de relaciones incomoda a sectores disidentes cubanos. “Mientras se irrespeten los derechos humanos, pueden abrir embajadas, que en nada se beneficia al pueblo cubano, hundido en la miseria por culpa del gobierno. El sistema (comunista) no funciona”, dijo a EL UNIVERSAL la opositora Berta Soler, coordinadora de las Damas de Blanco, agrupación de mujeres parientes de presos políticos. Soler adujo que “abrir embajada es darle luz verde al gobierno para que siga arremetiendo contra las personas que, de forma pacífica, piden libertad”.

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