La cumbre del G7, con los líderes de Estados Unidos, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá, comienza hoy en el palacio bávaro de Elmau (sur de Alemania), centrada en la economía internacional y con la crisis griega como inevitable referencia.

La canciller alemana, Angela Merkel, ejerce de anfitriona de la reunión y comenzará la jornada con una entrevista bilateral con el presidente estadounidense, Barack Obama, con quien mantendrá además un encuentro con ciudadanos en la pequeña localidad alpina de Krün, de apenas 2.000 habitantes.

La primera sesión de trabajo de la cumbre tiene como objetivo analizar la coyuntura económica global y las posibles fórmulas para dinamizarla ante la falta de pegada de los países industrializados y la ralentización de las grandes potencias emergentes.

El Gobierno alemán asume que la situación de la eurozona y la crisis griega centrarán buena parte de los debates, aunque la agenda incluye también las negociaciones en marcha para suscribir acuerdos comerciales, principalmente el transatlántico, que implica a Estados Unidos y la Unión Europea, y el transpacífico, que agruparía a doce países bajo el liderazgo de Washington y Tokio.

Merkel, Obama, los primeros ministros de Reino Unido, David Cameron; Italia, Matteo Renzi; Japón, Shinzo Abe; y Canadá, Stephen Harper; y el presidente de Francia, François Hollande, abordarán hoy también las principales crisis internacionales en una cena de trabajo.

El foco de atención estará según fuentes del Gobierno alemán en la guerra en Siria, tras los últimos avances del Estado Islámico (EI), y a la crisis de Ucrania, donde los enfrentamientos entre el ejército de Kiev y los separatistas prorrusos se han recrudecido en las últimas semanas.

Éste es el segundo año consecutivo en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, no participa en la cumbre del G7, después de que los líderes del G7 decidieran aparcar el formato G8 ante la anexión de Crimea por parte de Moscú.

Las sanciones políticas y económicas que Occidente impuso a Rusia por este motivo serán previsiblemente ratificadas en la reunión de líderes de Elmau.

La cita se celebra rodeada de extraordinarias medidas de seguridad, con más de 22.000 agentes implicados en el dispositivo diseñado para evitar que los activistas contrarios al G7, un foro de carácter informal que representa al 11 % de la población mundial y un tercio de la economía global.

El dispositivo policial incluye el bloqueo de varias carreteras locales, la reintroducción temporal de los controles fronterizos y el cierre parcial del espacio aéreo en un área de 100 kilómetros de radio alrededor del palacio de Elmau.

El Gobierno alemán y el de Baviera tratan con este despliegue de que no se repitan en este encuentro los altercados violentos que tuvieron lugar en Fráncfort el pasado mes de marzo con motivo de la inauguración de la nueva sede del Banco Central Europeo (BCE).

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