Atenas.— El primer ministro griego, Alexis Tsipras, afirmó ayer que respetará la voluntad del pueblo en el referéndum del domingo sobre las condiciones de los acreedores al rescate, descartó una salida del euro y aseguró que no se plantea seguir en su cargo “a toda costa”.

En una entrevista con la televisora pública ERT, Tsipras puso en evidencia la fuerte presión a la que está sometido y dijo que no será primer ministro “por todos los tiempos”, dejando entrever que podría dimitir si el pueblo no respalda la línea de su gobierno, que ha pedido al pueblo vote “no” en el referéndum convocado para el 5 de julio.

“Si los griegos quieren continuar con los planes de austeridad a perpetuidad, que no nos dejará levantar nuestras cabezas (...) lo respetaremos, pero no seremos los que lo llevaremos a cabo”.

Además, Tsipras, quien solicitó a la Unión Europea prolongar “unos días” el programa de rescate, se mostró convencido de que las negociaciones continuarán el lunes 6, aunque la consulta arroje un “no” como resultado. Precisó que no cree que se planee sacar a Grecia de la zona euro, “sino terminar con las esperanzas de que pueda haber diferentes políticas en Europa”.

Por otro lado, el premier insinuó que Grecia no pagaría al Fondo Monetario Internacional (FMI) el tramo de 1,600 millones de euros del préstamo que vence hoy . “Pagaremos si para entonces logramos un acuerdo sostenible”, dijo, dejando con ello claro que el desembolso no se producirá. Horas antes, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, había dicho que “Grecia anunció que no le pagará al FMI”.

El impago de la deuda llevaría al país más cerca de una salida de la zona del euro, la llamada Grexit, si provoca que el Banco Central Europeo (BCE) corte la financiación de emergencia de la que dependen los bancos griegos —aunque se espera que el BCE mantenga la ayuda al menos esta semana— y hay analistas que dicen que Grecia podría incumplir su deuda y aun así seguir en el euro.

El domingo por la noche, Tsipras anunció el cierre de los bancos y un límite de 60 euros en retiros de cajeros automáticos, medidas que estarán vigentes hasta el 6 de julio, un día después del referéndum.

Al respecto, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, pidió a los griegos que voten “sí” a las propuestas de los acreedores, pues un “no” supondría decir “no” a Europa. Además, Juncker dijo estar decepcionado de Tsipras, pues en las negociaciones nunca puso sobre la mesa el tema del referéndum.

Fuentes del gobierno griego y la UE revelaron que hoy Juncker hizo una oferta de último minuto a Atenas para lograr un acuerdo de rescate, antes de que expire hoy el plazo: Tsipras tendría que enviar un documento escrito en el que acepte hacer campaña a favor del rescate en el referéndum.

El presidente francés, François Hollande, expresó por su parte su deseo de que prosigan las negociaciones y lamentó que el gobierno griego las interrumpiera. El presidente de EU, Barack Obama, habló por teléfono con Hollande y reiteró la importancia de que los acreedores internacionales y Atenas sigan en la mesa de negociación.

Mientras tanto, los griegos despertaron ayer con los bancos cerrados, los cajeros automáticos casi vacíos, el transporte gratuito en la capital y un clima de rumores y teorías poco optimistas sobre el futuro del país, en el primer día del control de capitales impuesto por el gobierno.

El ánimo entre los ciudadanos de la capital oscilaba entre la compresión, el enojo y la incertidumbre. “En los últimos años la situación ya era difícil, pero esto es lo máximo”, dijo Andrés, un taxista de 33 años. “El referéndum se tendría que haber celebrado mucho antes. Pero ahora lo rompe todo”.

En contraste, un estudiante de derecho de 24 años opinó que “el referéndum es precisamente lo que se necesita para poder decir claramente lo que pensamos como nación”.

Por su parte, los pensionados hicieron fila justo después del amanecer ante sucursales bancarias con la esperanza de poder cobrar sus pensiones, que debían abonarse ayer, pues no se incluyeron en las medidas restrictivas. “¿Pánico?”, se preguntaba retóricamente Yorgos, un jubilado que aguardaba ante el Banco Nacional de Grecia en declaraciones citadas por el diario El País. “Pánico fue el de la guerra civil, cuando al acostarte no sabías si ibas a estar vivo al día siguiente... Lo realmente inasumible es el referéndum”. Otra jubilada afirmó a El País: “Tengo comida suficiente en casa y esto no me asusta en absoluto. Viví la ocupación nazi y no me impresiona nada de lo que pase”.

Ante esta situación, la canciller alemana Angela Merkel dijo que le toca a Grecia decidir y calificó el último programa de reformas que se presentó a Atenas como “excepcionalmente generoso”. Apuntó que si el gobierno griego quiere reanudar negociaciones, “naturalmente” no se cerrarán a ello.

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