La Suprema Corte marcó ayer un nuevo hito en la historia de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos al legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país.

En una votación de 5 a 4, el máximo tribunal reconoció los mismos derechos a la comunidad gay que a los heterosexuales y zanjó una lucha de varias décadas marcadas por la discriminación, la persecución, la exclusión y la inequidad.

“Ninguna unión es más profunda que el matrimonio, ya que encarna los más altos ideales del amor, la fidelidad, dedicación, sacrificio y la familia”, escribió el juez Anthony Kennedy en nombre de la mayoría de jueces que votaron a favor de la legalización.

Las esperanzas de las personas que forman parte de la comunidad gay “no pueden ser desechadas”. Tampoco “deben ser condenados a vivir en soledad, excluidos de una de las instituciones más antiguas de la civilización. “Lo único que piden es igualdad y dignidad ante la ley. La Constitución les otorga ese derecho”, concluyó, en una opinión que marcó el fin del ostracismo y la ilegalidad para la comunidad gay en todo el país.

Hasta antes de este fallo judicial, más de 30 estados de la unión habían eliminado los obstáculos legales para permitir la legalización total o parcial de las uniones entre personas del mismo sexo. Sólo 13 estados (Arkansas, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Georgia, Louisiana, Kentucky, Michigan, Missouri, Mississippi, Nebraska, Texas, Ohio y Tennessee) mantenían en pie una prohibición que, a partir de ayer, tendrá que plegarse gradualmente a la doctrina emitida por el tribunal supremo.

Más libres

El presidente Barack Obama celebró esta decisión desde los jardines de la Casa Blanca. “Es una victoria para Estados Unidos y reafirma lo que millones de ciudadanos creen desde el fondo de su corazón: que cuando todos somos tratados de igual manera somos una nación más libre”.

Con esta resolución, añadió Obama, queda demostrado una vez más que en Estados Unidos “no importa quién seas, o qué aspecto tengas, o cuáles son tus orígenes, ni tampoco a quién decidas amar. Estados Unidos es una nación en donde cada uno puede escribir su propio destino”.

El histórico fallo, que festejaron cientos de parejas gay frente a las columnas de la Suprema Corte, en Washington, pero también en distintas capitales de EU —entre ellas San Francisco, donde la ciudad se preparaba para el desfile del orgullo gay, y en Nueva York—, fue criticado por varios miembros del tribunal.

“Es una decisión que amenaza nuestra democracia”, opinó el juez Anthony Scalia, de legendaria vena conservadora y principal opositor al matrimonio entre parejas del mismo sexo.

El senador y aspirante republicano a la presidencia Marco Rubio consideró que la decisión sobre la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo no debería estar en manos de magistrados que no han sido electos por el pueblo, pero subrayó que acatará la ley que rige para todos por igual.

Otro republicano que busca llegar a la Casa Blanca, Jeb Bush, señaló que el “tribunal supremo debería haber permitido que los estados tomaran su decisión (sobre el matrimonio homosexual)”, aunque subrayó que “debemos amar a nuestro vecino y respetarnos los unos a los otros”.

Según el más reciente sondeo realizado por The Washington Post y la cadena ABC, 61% de los estadounidenses apoyan la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.

“Al igual que las victorias en la lucha de los derechos civiles, o los derechos de la mujer, y los movimientos para defender los derechos laborales del siglo pasado, la histórica decisión de hoy es más que una victoria para un segmento de la población. Es un triunfo para todos los estadounidenses, que deben sentirse orgullosos por esta última expresión del compromiso de su país a la dignidad humana”, consideró Robert Kennedy, quien preside la Fundación Kennedy en defensa de los derechos humanos.

Pero analistas advirtieron sobre una realidad donde la discriminación seguirá acechando a las personas del mismo sexo que deseen unir sus vidas en distintos estados de la Unión Americana. “Desafortunadamente, mientras celebramos esta decisión histórica, aún hay parejas del mismo sexo que podrían sufrir el despido de sus empleadores o a quienes se les puede negar un crédito por el hecho de ser gays”, dijo Neera Tanden, del Center for American Progress, en alusión al fenómeno de la discriminación encubierta que se seguirá produciendo pese al histórico fallo de la Suprema Corte. Con información de agencias

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