En la capital mexiquense coexisten dos sistemas de movilidad en bicicleta, uno que se heredó de la pasada administración y resultó inoperante e incluso elitista, según expertos, y el Toluca en Bici, que ha puesto a rodar a comunidades enteras sin pagos de por medio.

Para Adrián, quien usa todos los días por dos horas una bicicleta que le prestan en la delegación de San Pablo Autopan, la diferencia es sustancial; no cuenta con tarjeta de crédito o débito —a sus 22 años— para poder acceder a la membresía de Huizi. El hijo de comerciantes ambulantes, tampoco dispone de 333 pesos para la anualidad del programa con infraestructura y bicis europeas. Esa es Huizi, dice Adrián sonriendo, “bicis para pobres y bicis para ricos”.

El programa ambiental de préstamo de bicicletas se inauguró en noviembre de 2015, pero a casi año y medio ha entrado en números rojos, con infraestructura subutilizada al 90% y unidades que se deterioran bajo el sol, la lluvia y el crudo frío nocturno de la ciudad, aparcadas en las estaciones operadas por modernos software para las que se invirtieron más de 35 millones de pesos, de los cuales al menos 20 provienen del Fondo Contra el Cambio Climático.

Huizi no logra prender

Las 26 cicloestaciones que se distribuyeron de manera estratégica en la capital mexiquense le dan un aspecto vanguardista a la ciudad, lo mismo que los carriles confinados en los que se invirtieron alrededor de 5 millones de pesos de los 35 que destinaron al programa. Sus más de 300 bicicletas verdes de última generación se han convertido en parte integral del paisaje, pero es raro ver a alguien usar una unidad.

La “caída libre” de Huizi es resultado de la mala planeación y visión clasista bajo la cual fue diseñada por la administración municipal de Martha Hilda González Calderón, aseguró el urbanista Arturo Chavarría Sánchez, quien indicó que a pesar de que desde el inicio se advirtió de los elementos que harían inviable el programa —como una membresía—, las autoridades, presionadas por organizaciones civiles, se negaron o no pudieron corregir estos aspectos, aunque la actual administración también lo intentó.

El presidente del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México refirió que Huizi se metió como calzador en una ciudad con calles mal planeadas y pequeñas. “Es un fracaso”, indicó el especialista al señalar que la presión de grupos supuestamente ambientalistas contra el gobierno municipal ha impedido hacer los cambios que se requieren para hacer viable Huizi o incluso desaparecerlo ante su inoperatividad.

En marzo de 2016, a sólo tres meses de haber arribado al cargo, el alcalde Fernando Zamora Morales reconoció que el programa no tenía la demanda requerida para sustentarlo, por lo que anunció cambios de fondo, como hacerlo gratuito y prestar las bicicletas con sólo presentar una credencial de elector, además de ampliar los tiempos de uso y posibilidades de trayecto.

EL UNIVERSAL informó el 15 de marzo de 2016 que Huizi sería relanzado por la nueva administración con una nueva reingeniería para hacerlo más accesible y operable, pues las bicis sólo pueden usarse como máximo 30 minutos dentro de un área confinada.

No obstante lo anterior, la presión de organizaciones ambientalistas frenaron el proyecto y Huizi sigue sin integrarse plenamente a la movilidad social de los toluqueños, pues ya sea por sus candados o sus restricciones de tiempo de uso y espacio, el programa en el último año redujo de 800 a sólo 334 el número de membresías anuales, además de contar con 125 usuarios casuales, cayendo en la insolvencia.

Al rescate de Huizi

Esta realidad, sin embargo, no es negada por el actual ayuntamiento. Karla Ericka Vera San Juan, directora de Movilidad de Toluca, admitió que Huizi no ha tenido la demanda esperada pese a lo cual luchan por mantener su sistema e incluso ampliarlo.

Explicó que actualmente ya que se encuentran en gestiones para conectar Huizi con el sistema de bicicleta universitaria denominado Potrobici, el cual opera la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) en las inmediaciones de la Ciudad Universitaria (CU) toluqueña, a sólo un par de kilómetros del Centro de la capital mexiquense.

La funcionaria municipal detalló que también se planean ampliar los actuales circuitos por los que corre Huizi y otras propuestas de movilidad, como las rodadas nocturnas, con la implementación de carriles confinados en al menos otras siete calles importantes.

Entre estas vialidades ya se realizan pruebas piloto (principalmente los fines de semana) en Vicente Villada y Sebastián Lerdo de Tejada.

Las gestiones ante la UAEM ya iniciaron y esperan concluirlas con la llegada del nuevo rector Alfredo Barrera en mayo, indicó Vera. También reveló que la comuna tramita créditos para obtener los recursos para fondear Huizi.

“Este año no tuve incremento en las membresías, pero sí decremento en los usuarios; estamos viendo la manera de conseguir financiamiento por otras partes para ver la posibilidad de ampliarlo. Queremos conectar Huizi con CU para que los universitarios tengan la oportunidad de utilizar este programa, porque en muchas ocasiones toman un autobús saliendo de la universidad, llegan al Centro y toman otro, por eso podemos hacer una articulación con este programa”, indicó.

En tanto ello ocurre, se estima que el ayuntamiento está perdiendo poco más de un millón de pesos anuales por la operación del software para el que se contrataron tres empresas.

Por su parte Carlos Mendieta, presidente de la Fundación Tláloc y principal cerebro de Huizi, salió a la defensa del programa y responsabilizó al ayuntamiento de la impopularidad del mismo.

El ambientalista aseguró que el programa debe prevalecer, pero requiere mayor atención de las autoridades, pues ni siquiera opera un sistema que permita a los usuarios o socios mantenerse en contacto y comunicación con la administración del programa.

“Todo sistema de transporte como este requiere de un canal de comunicación, pero en el caso de Huizi, la autoridad dejó de operarlo”, acusó Mendieta, quien reconoció que el programa está en riesgo de desaparecer, por lo que anunció que ya recurrió al gobierno del Estado de México para intentar rescatarlo mediante el otorgamiento de una concesión —para una empresa que lo opere— y que lo transforme de un sistema público municipal de transporte en otro de carácter estatal.

Denunció que el ayuntamiento tiene adeudos pendientes (de aproximadamente 2 millones de pesos), con las operadoras del software.

No obstante, Carlos Mendieta considera que Huizi debe mantenerse.

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¿Qué dice el cabildo?

Durante la última sesión de cabildo de la capital trascendió que el costo del sistema de bicicleta pública asciende a 6 millones 885 mil 028.092 pesos al año, por lo que es necesario replantear su funcionamiento, ya que sólo son 334 usuarios activos los que se registran al mes de marzo de 2017, señalaron diversos ediles luego de que el tema fuera sacado a relucir por el decimotercero regidor Gabriel Median Peralta.

Al respecto, el presidente municipal, Fernando Zamora Morales, señaló que se pagará el adeudo que se tiene con dos empresas canadienses: 492 mil 804 pesos por la licencia anual del software PBSC para el sistema Huizi, y 751 mil pesos por el servicio de capacitación y soporte técnico en el ensamblaje del equipamiento, ambos a la empresa PBSC Urban Solutions. Adicionalmente, dijo, se tiene establecido un monto de 75 mil 827.33 dólares con la empresa Cyber Source por el servicio de blindaje bancario, que es el que permite verificar los datos de los usuarios que tienen tarjeta de crédito o débito antes de llegar a la cuenta del sistema.

A su vez la primera síndica Evelyn Osornio Jiménez recurrió a un ejercicio de comparación respecto de lo que cuesta Huizi al año, ya que no obstante cuesta más de 7 millones de pesos anuales para el municipio, sólo hay 334 usuarios que anualmente pagan 333 pesos.

Un pueblo en dos ruedas

Ante las restricciones que la operatividad de Huizi le impuso a la administración, esta decidió lanzarse con un proyecto de bicicleta gratuita y abierto al público para zonas marginadas.

Se trata de Toluca en Bici, que operan directamente las delegaciones municipales, las cuales se encargan de prestar las unidades a cambio de credencial de elector y una referencia vecinal.

De esta manera y para aprovechar carriles que ya se tenían en la zona norte de la capital desde la pasada administración, el ayuntamiento inició el programa en las delegaciones de San Pablo Autopan y San Andrés Huexcontitlán, donde la gente, debido a su bajo ingreso, cuenta con una cultura de movilidad autosustentable.

“Somos un ‘pueblo bicicletero’ y no nos da pena”, dice Adrián al pulsar la bici roja propiedad del ayuntamiento que le prestó el delegado.

Se trata de un vehículo de costo y calidad popular que le prestan diariamente por dos o tres horas para hacer los mandados de su madre y trasladar mercancía a varios locales ubicados en las inmediaciones de San Pablo.

Pero Adrián no es el único que ya le echó ojo al programa y se convirtió en “cliente cautivo”, en horas tempranas San Pablo y San Andrés se convierten en un pull de gente en ruedas.

Las vías aledañas a la zona norte de la capital —la José López Portillo, Palmillas, Tollocan y la Alfredo del Mazo— se han convertido en ciclovías naturales para desfogar el tráfico de albañiles, obreros, pequeños comerciantes y productores que a dos ruedas transitan desde muy temprano para llegar a sus destinos.

“Los arquitectos sabemos que los albañiles nos llegan del norte de la ciudad a las obras... por eso tenemos a muchos trabajadores acá en Metepec que salen de esa zona desde las 5:00 de la mañana, es un público cautivo con cultura ya de bicicleta que debe reforzarse y olvidarse de programas clasistas”, alerta Adrián Chavarria, experto en el tema urbanista y de la industria de la construcción local.

El ayuntamiento invirtió cerca de un millón de pesos en la adquisición de mil bicicletas.

En San Pablo y en San Andrés ya operan 350 bicis, mientras que otra cantidad menor se envió al pueblo de San Buenaventura la semana pasada, donde entró el programa con gran expectativa, pues ahí el uso es doméstico, principalmente de madres de familia de bajos recursos que utilizan las bicis prestadas por el ayuntamiento para llevar a sus hijos a la escuela e ir al mercado o realizar trámites.

La Biciescuela

La responsable de Movilidad del ayuntamiento, Karla Ericka Vera, explicó que como una medida para alentar el uso de bici en Toluca se implementó la Biciescuela, en la cual se forman grupos de hasta 10 personas y se les entrena para utilizar este medio de transporte de forma eficaz y segura dentro de la capital.

La Biciescuela es gratuita, sólo hay que llamar al 01 72 21 67 18 76 y apartar su lugar, una vez integrado un grupo, las clases se realizan en campo con un instructor especializado. Los alumnos no sólo aprenden a rodar, sino las señales que pueden utilizar en el aforo cotidiano, medidas de seguridad, protección y otros tips en casos de emergencia.

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