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Tultepec, Méx.— La entrega de cuerpos de las 33 personas fallecidas por la explosión del tianguis de la pirotecnia no concluyó ayer, pues más de una decena de las víctimas quedaron irreconocibles y se ha dificultado su identificación, reconocieron autoridades estatales.

El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas informó que de los 33 fallecidos, 18 fueron identificados a través de pruebas genéticas, de los cuales 10 fueron entregados a sus familiares; por lo que una cantidad similar de víctimas aún no habían sido identificadas.

Después de 25 horas de la tragedia que cimbró a la capital de la pirotecnia, una decena de cuerpos empezó a ser entregada sus seres queridos, lo que prolongó el desgaste de las familias que perdieron a sus hijos, madres, hermanas, tíos, padres y esposos, en la detonación múltiple de cientos de toneladas de juguetería pirotécnica en el mercado de San Pablito, el cual desapareció.

“Llevamos más de 24 horas bus cando, llorando desesperados y con gran dolor”, relató Claudia, luego de que identificó a Nico, su sobrino de 11 años, en el Servicio Médico Forense de Barrientos, en las instalaciones de la Subprocuraduría General de Justicia del Estado de México ubicada en Tlalnepantla, donde familias voluntarias y personal de atención a víctimas repartió atole, café, tortas y sándwiches, para atenuar el sufrimiento de los afectados.

A las tres de la tarde del 21 de diciembre, un día después de la serie de explosiones que cimbraron Tultepec, inició la entrega de cuerpos en el Semefo de Barrientos, donde una fila de carrozas recibieron los cuerpos de las víctimas, cinco de las cuales serían trasladadas a Tultepec, informó el alcalde Armando Portuguez Fuentes, quien admitió que muchos de los fallecidos eran clientes que provenían de otros municipios mexiquenses e incluso de la Ciudad de México.

El fiscal general de Justicia del Estado de México, Alejandro Jaime Gómez Sánchez, puntualizó que entre los escombros y residuos de pólvora, tierra y piedras quedaron los cuerpos de 26 personas, ocho de ellas menores de edad, que acudieron a comprar y vendían cohetes; otras siete víctimas fallecieron en diversos hospitales, entre ellas una bebé de tres meses, que murió en el hospital Vicente Villada, en Cuautitlán.

Eruviel Ávila reiteró la orden de acelerar los trabajos de identificación, con pruebas de perfiles genéticos, para entregar los cuerpos de las víctimas a sus seres queridos.

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