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Comitán, Chis.— De cuatro años de edad, Nadia Vera era una niña “que corría atrás de las mariposas y que recolectaba flores silvestres”, en su casa del barrio de San Agustín, rememoró Ramiro Alermo Domínguez Ruiz, amigo del padre de la activista asesinada.

Nadia Vera estudio hasta la preparatoria en su ciudad natal, donde participó en grupos de teatro. Al terminar, se inscribió en la Facultad de Ciencias Sociales, en San Cristóbal de las Casas, donde estudió sociología, pero después del primer semestre, decidió cambiarse a antropología en la Universidad de Veracruz.

Su llegada a Xalapa le abrió otros caminos, como el de la danza. Ahí fue parte de la Asamblea Estudiantil de Xalapa y del #Yosoy132.

Pese a su trabajo como promotora cultural, viajaba constantemente a su tierra, para pasar algunos días al lado de su madre, Mirtha Pérez Roblero.

Recientemente Nadia fue impulsora de Festival Internacional Cuatro x Cuatro, proyecto independiente fundado en 2009, donde fungió como productora ejecutiva.

En Xalapa conoció al periodista Rubén Espinosa, con quien forjó una amistad y compartió el peligro que representaba trabajar en Veracruz. En Facebook, Nadia denunció el acoso que sufrió el fotógrafo.

Efrén Vera, padre de la activista, asegura que su hija tenía un carácter parecido al de su tía, que por muchos años militó en una organización campesina. El sacerdote Mauricio Olvera García, consideró que el sacrificio de Nadia no debe quedar impune. “Nadia se suma a los héroes insignificantes y ocultos, pero que tienen un valor, porque son forjadores de una historia, una historia libre”.

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