A un año de que contrajera matrimonio con otro reo, también de alta peligrosidad, a la “Matavejitas” se le acabó el amor y se divorció.

En junio de 2015, Juana Barraza Samperio, mejor conocida como la "Mataviejitas", contrajo matrimonio con un interno de la penitenciaría de nombre Miguel Ángel. En aquellos tiempos se dijeron muy enamorados y se juraron amor por siempre frente a un juez, sin embargo, después de un año del matrimonio, la mujer le pidió el divorcio.

Así lo relató la vicepresidenta de la Comisión Especial de Reclusorios de la Asamblea Legislativa, Rebeca Peralta, quien visitó a la mujer quien se encuentra presa en el Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla por varios homicidios de mujeres de la tercera edad.

De acuerdo con la asambleísta, la “Matavejitas” sólo sonríe cuando se le pregunta sobre su matrimonio, y asegura que la idea del amor se esfumó cuando comenzó a tener contacto con su esposo, pues no lo conocía en persona hasta el día que firmó su acta de matrimonio.

“Dice que el amor se le acabó, que los hombres son muy desgraciados, y sólo eso. No habla más, se ríe, se carcajea mucho cuando habla de ese tema”, comenta la diputada.

La historia de los dos internos, platica Peralta, comenzó desde las ventanillas del penal femenil y el patio de la penitenciaría. Donde por medio de señas y ademanes hicieron su primer contacto visual la "Mataviejitas" y Miguel Ángel.

“Desde ahí se hablan entre los internos e internas, así se conocen, luego me parece que comenzaron a escribirse cartas porque no pueden visitarse sino tienen un vínculo matrimonial. Después de las cartas se pidieron, él le pidió matrimonio a ella, y ella acepta”, dice.

Al momento de casarse fue la primera ocasión que Juana Barraza Samperio besó a su esposo y de ahí ya pudieron tener visitas de manera oficial, pues lo permite el reglamento, pero tal parece que la relación no funcionó y ella exigió que divorcio inmediato.

“Estábamos viendo la posibilidad de ayudarle con el trámite, pero me notificaron que ya se divorció. Ella está muy bien, no creo que le afecte, es una mujer con un carácter fuerte y no muestra debilidad o tristeza cuando habla del tema”, sostiene la diputada.

Ahora, la “Matavejitas” ocupa su tiempo cocinando, pues de lunes a miércoles vende tacos de guisado dentro del penal. Los prepara de variedades como cochinita pibil -que es su especialidad-, de mole, de arroz con huevo, entre otros guisados.


pmba

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