La última vez que emprendí un viaje familiar a la región de Bajío, mi papá detuvo el carro para llenar la cajuela con una canasta de fresas: estábamos en  Irapuato. Lo curioso es que, durante muchos años, esta localidad ha disfrutado de las bondades de la comercialización de esta ‘fruta’ que en realidad no lo es, sino que se trata de un falso fruto carnoso y de color rojo llamado comúnmente como eterio, el cual alberga  pequeñas pepitas (esas ‘ semillas’ se la superficie)  que son el verdadero fruto de la planta rastrera Fragaria. Desde mediados del siglo pasado, la fresa se ha convertido en un titán del campo. Según un estudio de la SAGARPA del sistema de cultivo de fresa, la especie mexicana aporta el 5.2 por ciento de la producción mundial con cerca de siete mil hectáreas del territorio nacional dedicadas a este cultivo.

Michoacán con sabor a fresa
Aunque la localidad de Irapuato sea reconocida a nivel nacional por su cultivo de fresas, el estado de Michoacán, en específico la región de Zamora,  ya ha desplazado  al gigante fresero del Bajío, pues el estado purépecha cuenta ya con cerca de cinco mil hectáreas cultivadas de fresa, dejando al estado de Guanajuato en el tercer lugar de la producción nacional, y Baja California en la segunda posición. Lo cierto es que la fresa se puede considerar como una de las riquezas del campo, pues el valor de su mercado, tan solo en Estados Unidos, es de más de 1.6 billones de dólares.


Fresas todo el año
Consumir productos estacionales nos da la oportunidad de disfrutar lo mejor del campo cuando están en su mero punto. No obstante, debido a la gran producción de fresa en nuestro país, los mexicanos podemos disfrutar de la fresa durante casi todo el año, pues tan solo Michoacán la cosecha a partir de noviembre y hasta agosto del año siguiente en tanto que el periodo bajacaliforniano va de enero a agosto. Así, la primavera y el verano son las mejores épocas para disfrutar de la fresa en la cocina, ya sea para preparaciones sencillas en el desayuno, como snack saludable a la hora del refrigerio o, bien, en la infinidad de preparaciones de repostería.
Un buen pretexto para incluir fresas durante esta temporada es su valor nutricional y, además, su bajo contenido calórico: una taza de fresas frescas aporta únicamente 55 calorías; además, su consumo previene la oxidación de la sangre y estimula la memoria.

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