Entre la sierra y el Océano Pacífico, en los alrededores de la carretera federal número tresTecate-Ensenada, se encuentra la Ruta del Vino de Baja California. Ésta no sólo es considerada una de las mejores de México por sus paisajes y atractivos, sino también por los vinos que ahí se producen, pues han ganado cerca de 400 premios internacionales.

El corazón del recorrido está en los Valles de Guadalupe, Calafia y San Antonio de las Minas, hacia el norte abarca el Valle de las Palmas y hacia el sur los de Santo Tomás, San Vicente y Ojos Negros. Entre las uvas que mejor se adaptaron al terroir mexicano están las blancas Chenin Blanc, Colombard, Sauvignon Blanc y Chardonnay; y las tintas: Cabernet Sauvignon, Merlot, Tempranillo, Znfandel, Syrah, Nebbiolo, Cabernet Franc, Grenache, Petit Syrah, Malbec, Carignan y Barbera, entre otras.

En total, la ruta del néctar de la vid abarca más de 65 vinícolas que van desde las familiares más pequeñas, hasta las que producen a gran escala; y desde restaurantes campestres, hasta establecimientos de alta cocina.

Algunas de las bodegas más conocidas de la zona son Barón Balche, La Cava de Don Juan, Bodegas Santo Tomás, Casa de Piedra, Bodegas Valle de Guadalupe, Casa Domecq, Chanteau Camou, L.A. Cetto, Monte Xanic, Viña Liceaga, Viñedos Lafarga, La Casa de Doña Lupe, Vinos Albarolo y Vinos Californianos, por mencionar algunas.

TODO EL AÑO

Existen diferentes maneras que recorrer esta ruta, una de ellas es contratando un tour que incluya transporte, visitas guiadas y alimentos; otra, es individualmente, dependiendo de los gustos y el tiempo de cada quien. En este caso, lo ideal es conocer máximo cuatro vinícolas de la región cada día.

La visita se puede realizar en cualquier mes del año, pues en Ensenada se llevan a cabo diversas celebraciones, por ejemplo, el Festival de las Conchas y Vino Nuevo, en febrero, y el Festival del Caballo “Arte y vino”, así como Viñedo en Flor, en mayo. No obstante, las fiestas de mayor trascendencia son las de La Vendimia, que se organizan a mediados de agosto, cuando inicia la cosecha.

Durante la vendimia se bendice la primera molienda y se hace el tradicional pisado de uvas. Las bodegas también ofrecen degustación de vinos y comida, recorridos por los viñedos y talleres de elaboración de vino. Y eso no es todo, en los alrededores hay interesantes sitios, como balnearios, centros artesanales, museos comunitarios, boutiques de vino, galerías de arte, cultura indígena y lugares naturales.

PARA COMER

En Baja California la gastronomía es resultado de la combinación de un gran 
número de tradiciones nacionales y extranjeras. Los pescados y mariscos se juntaron con la carne, las aves y otros ingredientes; los platillos mexicanos se fusionaron con los franceses e italianos; incluso, hay una tendencia llamada Baja Med, que une a la gastronomía nacional con la mediterránea y la oriental.

Y a todo esto se agrega la aportación de reconocidos chefs, como Benito Molina, de Manzanilla, Javier Plascencia, de Misión 19, y Diego Hernández, de Corazón de Tierra, entre otros.

Mención aparte merece la comida de La guerrerense, de Celia Carranza, quien prepara 14 tipos de ceviche con ingredientes únicos del estado, como erizo o pepino de mar.

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