¿Alguna vez te has puesto a pensar en cuáles serán los vinos más raros, más bien, menos conocidos? Al menos aquí en nuestro país, yo sí. A menudo me pregunto por todos los vinos que no llegan a estas tierras, tantos vinos que hay en el mundo, tantos vinos por conocer y por probar.

Una de estas rarezas, al menos para mí, en un principio lo fue el vino de Portugal que, al contrario de su vecino español —ese gigante vinícola—escuchamos poco. Curiosa y chuscamente la
primera vez que escuché hablar de los vinos portugueses fue hace algunos años en una Feria de las Culturas que realiza cada año el gobierno de la ciudad de México. Recuerdo que paseaba por los distintos países invitados al evento hasta que me crucé con Portugal y sus vinos. Recuerdo también que los únicos vinos que estaban a la venta eran los típicos vinhos verdes y sin dudarlo me llevé una botella a casa. Cuál sería mi sorpresa que al abrirla y degustarlo me encontraría con un vino fresco, de acidez equilibrada y ligerísima efervesencia, un vino para un soleado día de primavera. Desde entonces, sentí cierta fascinación por los vinos de Portugal, sentí deseos de conocer más sobre las botellas de aquel país.
Los básicos
La relación de Portugal con el vino se remonta a cerca de los 2000 a.C. Se tiene la creencia que fueron los fenicios quienes introdujeron la vid al país mediterráneo, pero fue la romanización peninsular la que terminaría por consolidar la producción vinícola pues el imperio romano exigía una alta producción en las viñas portuguesas. Hacia el siglo XVIII los vinhos se comenzaron a regular y para 1986, después de que pasaran a formar parte de la Unión Europea, se comenzó a utilizar la Denominação de Origem Controlada.

Portugal, se divide en 14 regiones vitivinícolas incluyendo las islas de Açores y Madeira, cuyos vinos se cuecen aparte. Aquí la variedad de uvas es inmensa, tanto de blancas como de tintas; en la primera categoría se ven uvas como la Antão Vaz, Fernão Pires, Moscatel Graúdo o la Viosinho entre muchas más. Dentro de las tintas se tienen la Alfrocheiro, Trincadeira, Moscatel Galego Roxo o la Castelão; muchas de ellas son variedades autóctonas a Portugal.

También se producen otros estilos de vinos como el vinho do Porto el cual a su vez se divide en tres familias: Branco, Tawny y Ruby; otro vino po
pular es el de la isla de Madeira, un vino que prácticamente no caduca.

Este vino se produce “calentado” el vino a propósito pues históricamente el vino viajaba grandes distancias en barco por lo que el vino se calentaba en las barricas lo cual le da el sabor anuezado y pasificado por el que es conocido, gracias al calor y oxigenación.

Cada vez llegan más vinos a México provenientes del bello país europeo, algunas tiendas como La Europea o Mercado de vinos cuentan con una pequeña selección de bebidas de Portugal que cualquier amante del vino debe de conocer

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