Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), en un evento —9 de mayo— planteó dos escenarios en la elección presidencial: “que el Conteo Rápido le dé una ventaja amplia a un candidato presidencial o que haya un margen cerrado entre primero y segundo lugares”. Interrogado sobre el segundo escenario, contestó: “el INE no lee encuestas, está partiendo de la premisa de lo que puede ocurrir… que no se podrá definir con claridad un ganador… el INE tendrá que explicar y llamar a la prudencia”; “no quiero ser catastrofista, pero temo que va a haber dos candidatos que van a impugnar diciendo que hubo irregularidades graves y demandar la nulidad de la elección”. Al día siguiente, respondiendo a reporteros sobre lo anterior, López Obrador dijo: “es una irresponsabilidad… imprudente… pero sí está mal informado, sería bueno que conociera las encuestas”. Un día después, Córdova pretendió aclarar: “no estoy hablando de escenarios probables, estoy hablando de escenarios posibles… El INE no está especulando respecto al escenario… porque hoy nadie lo sabe”; “la impugnación no es un escenario sobre el que estemos especulando. Si los candidatos, los partidos, impugnan o no, están en su derecho”; “no fue una declaración políticamente incorrecta… al filo de las once de la noche, el INE hará públicos los datos del Conteo Rápido… para generar certidumbre y estabilidad”; “el INE conoce todas las encuestas, revisa que cumplan la metodología, pero no actúa a partir de lo que dicen”.

¿Qué significa este juego de palabras de Córdova?, ¿pronóstico, escenario, especulaciones?: conjeturas sin conocimiento suficiente. Independientemente de su deber de contemplar escenarios, al hacerlos públicos, está interfiriendo en la elección, en la percepción de los votantes. Su “escenario” de resultados cerrados es contrario a lo explicado por casi todos los encuestadores: una encuesta es una fotografía, pero su continuidad establece una tendencia que no pueden cambiar sin alguna razón excepcional, que no se vislumbra. Desde hace meses, la tendencia es: López Obrador sigue creciendo, acercándose a 50%; Anaya —20 puntos abajo— sube y baja mínimamente; Meade hundiéndose. En conclusión: una clara y sólida tendencia favorable al puntero y la mínima probabilidad de revertirla. Pero Anaya y Meade intentan imponer la creencia de que la elección se cerrará, sin algo que lo sustente; “hipótesis” política contraría a una realidad consolidada a unos días de la elección. Pareciera que Córdova confiere viabilidad a esfuerzos de candidatos rezagados, una eventualidad imposible. Sobre que dos candidatos van a demandar la nulidad de la elección, igualmente absurdo, al grado que en la conferencia citada, le señalaron irresponsabilidad en dichas declaraciones. El artículo 41 constitucional determina causales de nulidad “violaciones graves, dolosas y determinantes”, cuando hay una diferencia de 5% entre primero y segundo, que en el caso actual es una hipótesis inverosímil, cada día vez más lejana.

El INE está obligado constitucionalmente a dar “certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad” a las elecciones; su Consejo General, presidido por Córdova, “es el responsable de velar por esos principios” (ley electoral). Las declaraciones de Córdova son ilegales, causales de responsabilidad de servidores públicos del INE: “no preservar los principios del INE” y “emitir opinión pública que implique prejuzgar sobre un asunto de su conocimiento” (ley electoral). Además de ilegales, son especulaciones graves, tratándose del presidente del INE. Córdova atentó contra los principios que rigen el INE y que son garantes de elecciones democráticas. Al aceptar que conoce y valida las encuestas, es inexplicable que emitiera opiniones con conjeturas aberrantes; ¿qué pretendió? Es imperativo que Lorenzo Córdova no emita declaraciones ajenas a la realidad y a su dinámica, vaticinios contrarios a su responsabilidad.

Senador de la República

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