Hace un mes se llevó a cabo en nuestro país una elección que cambió radicalmente la correlación de fuerzas políticas y que, seguramente, traerá aparejados cambios trascendentes en el modo de hacer y entender la política y en nuestra convivencia cívica individual y colectiva; lo deseable es que esos cambios que se habrán de dar sean para bien de México. Aunque el proceso electoral aún no concluye y tendrán que resolverse las impugnaciones de partidos y candidatos, creo que es momento de dar la vuelta a la página de la elección y, a partir de ahora, poner el foco en los temas de la agenda nacional en los que deberá trabajar el nuevo gobierno encabezado por quien será el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Más allá de si el candidato por el que votamos resultó o no ganador, o de si se obtuvieron los resultados deseados, lo realmente importante es comprender que la alternancia es parte esencial de cualquier régimen que se precie de ser democrático. Y que, la democracia, incluso la nuestra que aún no termina de consolidarse, es mucho más que el resultado de una elección. Por eso considero que es fundamental aprovechar la renovada oportunidad que nuestra democracia, que se vio revitalizada por una activa participación ciudadana, nos ha dado a raíz de los resultados del pasado primero de julio. La transformación de México está en las manos de todos, no sólo de quienes habrán de gobernarnos. Nadie debe excluirse ni ser excluido. Todos, no importan los colores, tenemos una gran responsabilidad. En esta hora que vive nuestro país, confío en que los mexicanos sabremos estar a la altura del reto que tenemos por delante.

Son muchas y de gran calado las necesidades urgentes que tiene nuestro país. Menciono cinco temas de la agenda nacional que me parecen fundamentales y que deberá acometer de inmediato el nuevo gobierno. Primero: es urgente trabajar en la construcción de un México más incluyente que erradique la pobreza extrema y combata frontalmente la desigualdad social. Segundo: se requiere poner énfasis en hacer a México más competitivo, para poder crecer sostenidamente y así se puedan generar empleos bien remunerados para sacar a la economía del atolladero en el que está. Tercero: es imperativo implementar políticas de desarrollo sustentable que nos garanticen a todos un medio ambiente sano y la protección de nuestro patrimonio natural. Cuarto: la sociedad demanda con sentido de urgencia un México más seguro, en el que el Estado proteja eficazmente la vida, la seguridad personal y la propiedad de las familias. Quinto: deberá de ser prioritario erradicar las prácticas corruptas que tanto han debilitado nuestras instituciones y poner fin a la impunidad que tanto ha lastimado a la sociedad.

El primero de julio la ciudadanía mostró de forma abrumadora, con su voto, su desacuerdo con el rumbo que se estaba dando al país. El reto para el próximo gobierno, además de resolver los graves problemas que nos aquejan, es dar un mayor impulso a la transformación democrática de México para evitar un rápido desencanto. Hay mucho por hacer en materia de libertades y derechos ciudadanos, en seguridad social, salud, educación. Hay que poner atención en los jóvenes, alinearse a sus aspiraciones, comprender sus inquietudes e impulsar su energía creativa para solucionar problemas.

En suma, México tiene ante sí oportunidades y desafíos que la nueva administración deberá enfrentar no sólo con determinación y visión de futuro, sino también con voluntad democrática para dar justa respuesta a las demandas de la ciudadanía, a la que todos quienes tienen una responsabilidad pública se deben.

Abogado. @jglezmorfin

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses