Hemos perdido la confianza en la verdad y muchos temen que no hay regreso de esa incertidumbre y esa discordia interminables: la Democracia parece estar destinada a ser una locura social.

Quitémonos de la cabeza la idea de que el voto es sólo una papeleta con los nombres de personajes, algunos de ellos de dudosa reputación, a quienes la mayoría de las veces ni siquiera conocemos.