Lupita Nyong’o es una joven y bella actriz ganadora del Oscar. Nació en México, de padres kenianos, y se siente orgullosa de ambas nacionalidades. Cuando estudiaba una maestría en Yale conoció al depredador Harvey Weinstein, en un festival de cine. El magnate quedó deslumbrado por la belleza africana y no la dejó en paz. La invitó a su casa a ver películas producidas por él y confesó estar obsesionado con “darle un masaje”.

Lupita escribe muy bien, así que puso fin al acoso de Weinstein con un devastador artículo de opinión en The New York Times. Relató con detalle el modus operandi del depredador, que hoy se encuentra divorciado, acusado de violación y enviado a rehabilitación. Fue expulsado de la compañía que fundó (Miramax) y de la academia cinematográfica.

El artículo de Lupita rompió lo que se conocía en Hollywood como la “conspiración del silencio”, porque algunas de las actrices más famosas habían hecho carrera como víctimas de Weinstein, pero jamás se atrevieron a denunciar.

La caída de Weinstein desató una ola de denuncias en el Congreso de EU. Decenas de mujeres salieron a denunciar. Nadie se salva: legisladoras demócratas exigen revisar a fondo el caso de Bill Clinton, alegando que fue exonerado a la ligera de sus múltiples acusaciones de acoso sexual (que no prescriben), para proteger la carrera de Hillary. Siempre fue un secreto a voces que para llegar a la presidencia Hillary pasó por alto las infidelidades de Bill. (A partir del escándalo de Mónica Lewinsky la pareja dejó de funcionar como marido y mujer. Se convirtió en una empresa dedicada a acumular poder político, y a ganar dinero a cambio de favores).

Un importante juez federal de Alabama (Roy Moore) que aspira a convertirse en senador, con el apoyo no muy entusiasta de Trump, fue acusado de seducir menores en su oficina. Una de sus víctimas tenía entonces 14 años y ha empezado a hablar…

John Conyers, congresista de Michigan de 88 años, renunció el domingo pasado acusado de compensar a sus víctimas de acoso con dinero de un fondo para liquidaciones laborales.

En México también existe una “conspiración de silencio”. Miles de feminicidios siguen creciendo sin atención del gobierno, ni de la sociedad civil. Amenazan el futuro de jovencitas atrapadas en sus hogares porque no tienen seguridad para ir ni a la escuela ni a la tienda de la esquina.

El delicado cuerpo de Diana Paulina Rendón parecía “depositado” con esmero a la orilla del camino de terracería en Chilapa, Guerrero. Parecía dormida, como esperando ser encontrada. Vestía jeans color claro, y playera de manga larga. No mostraba signos exteriores de violencia, pero los médicos confirmaron que había sido violada y estrangulada. Las fotos muestran una carita de facciones delicadas, que parecían pintadas a mano. Tenía apenas 13 años, y eso conmocionó a un pueblo culpable que acompañó sus restos al cementerio…

Analista político

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