¿Por qué un Gobierno de Coalición es necesario en un México desgarrado por la corrupción, la desigualdad y la inseguridad? ¿En qué va a ayudar al país un cambio de régimen?

En las últimas elecciones, la fuerza política que gana la Presidencia no lo hace con mayoría absoluta y nadie tiene, por sí mismo, mayoría en ninguna de las Cámaras, así lo ha decidido la gente en un México plural. Es el resultado del accionar de muchas fuerzas políticas y múltiples organizaciones de la sociedad que, por muchos años han logrado romper el monopolio del viejo PRI que todo lo controlaba.

Sin embargo, nuestro país ha venido funcionando, durante más de cien años, bajo el esquema de un régimen político presidencialista, que ha concentrado las decisiones más importantes de la vida nacional en un solo individuo, el Presidente de la República.

Y ésa es una de las causas principales de que no haya un control social suficiente para evitar la corrupción, o el uso electoral de programas sociales para comprar votos, o el endeudamiento gubernamental sin rendición de cuentas a nadie y sin ningún impacto en la inversión pública para propiciar el crecimiento de la economía y la generación de empleos bien remunerados.

Todo ello, con sus desastrosas consecuencias en el agrandamiento de la desigualdad y la pobreza para millones y millones de familias, y sus todavía más funestas consecuencias en los crecientes índices de inseguridad y de muertes violentas. Por cierto, esta violencia ha incursionado en el ámbito electoral, provocando ya decenas de muertes y poniendo en riesgo las propias campañas comiciales en todos los niveles.

Concentrar el poder del Estado de una nación tan grande, diversa y plural, con múltiples complejidades en un solo individuo ya no es funcional; eso se agotó, ya no sirve. Hoy la sociedad está más informada, es más reclamante y exige no sólo ser escuchada sino, sobre todo, ser tomada en cuenta y participar más activamente en la toma de decisiones de los gobiernos.

Y si tomamos en cuenta que desde hace más de 20 años ninguna fuerza política tiene por sí sola la mayoría en las Cámaras de Diputados y de senadores, entonces el régimen presidencialista que pone en manos de un solo individuo las decisiones de un país así, debe ser modificado y abrirle paso a un gobierno que incorpore, construya una mayoría estable que dé certidumbre y certeza jurídica, al mismo tiempo que incluya a lo mejor de la sociedad civil en sus propias filas.

Un Gobierno de Coalición cuyo programa sea aprobado, vigilado y auditado por el Congreso y la sociedad, y cuyo gabinete sea ratificado por las Cámaras del Congreso, excepto los titulares de las Fuerzas Armadas; y en el cual la Fiscalía General de la República y el fiscal Anticorrupción se nombren a propuesta de la sociedad civil.

De esta manera, el Gobierno de Coalición estará obligado a rendir cuentas periódicamente, a ejercer el presupuesto nacional conforme a lo que acuerde la Cámara de Diputados para destinarlo a construir infraestructura, apoye al campo, fortalezca la educación, la salud, medicamentos suficientes, construir vivienda de interés social, recursos para la prevención social del delito y de las adicciones, fortalecer las áreas de inteligencia y la capacitación y el fortalecimiento de las policías para enfrentar a la delincuencia.

O sea, que el dinero de la gente no se vaya al hoyo de la corrupción. Además, en un esquema así el Congreso tendría la facultad de destituir a cualquier funcionario de despacho, ya que el fuero constitucional desaparecería.

Un gobierno de coalición es plural, ciudadano, abierto, transparente, eficiente y moderno, tal como quiere la mayoría de la gente y como lo proponen Ricardo Anaya y la coalición Por México al Frente.

Vicecoordinador de los diputados del PRD

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses