Entre los años 1618 y 1620 Juan Ruiz de Alarcón escribió La verdad sospechosa que es considerada su principal obra, en la que Don García era un gran mentiroso que se enreda en sus propias trampas para terminar casado con la mujer que no amaba; viene al caso porque en Temixco, Morelos, fueron asesinados el 30 de noviembre cuatro mujeres, un adolescente y un bebé, cuando la policía del mando único incursionó por la madrugada en un domicilio particular, en un caso raro donde no hay policías ni delincuentes detenidos, sólo la estela de la muerte.

Las versiones encontradas del comisionado estatal de Seguridad Pública y de la familia de los hoy occisos, han levantado en Morelos una amplia y agria discusión pública, porque de primera instancia resulta justificable que la sociedad se alarme cuando es la policía la que acribilla a mujeres y menores que nunca dispararon un arma durante el enfrentamiento, de acuerdo con las pruebas periciales.

Las autoridades policiacas reconocen que entraron al domicilio sin mandamiento judicial que se los permitiera, lo que de entrada podría constituir un allanamiento; en descargo aseguran que iban en persecución y las puertas del domicilio estaban abiertas. Nadie cree en esto, ¿Quién tiene las puertas abiertas de su casa de par en par a las 3 de la madrugada? Tan es así que el juez de control optó por liberar a los que la policía detuvo después de tan lamentables acontecimientos.

En esta entidad se cuenta con la Ley para regular el uso de la fuerza de parte de los elementos de las instituciones policiales del sistema de Seguridad Pública del estado de Morelos, para garantizar que su uso se haga en los casos estrictamente necesarios de manera racional, así como proporcional al riesgo, mas la forma en cómo perdieron la vida los menores y las mujeres, sugiere el desapego a las normas que dicta esta legislación y una flagrante violación a los derechos humanos.

Por eso ha resultado atinada la intervención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que atrajo durante esta semana el caso Temixco, pues se trata de llegar al fondo de los hechos. En este sentido, el Gobierno de Morelos debería aprovechar esta circunstancia para solicitar a la PGR la atracción de la investigación, sólo así se podrán acabar las sospechas y poner a cada uno en su lugar.

Desde luego, no se trata de un asunto de morbo, mucho menos de un hecho aislado, La sociedad merece claridad y transparencia en el caso Temixco, porque quienes se encuentran ahora en entredicho son los encargados de cuidar por nuestra seguridad, y sus bonos en Morelos están por los suelos, pues en esta misma semana han sido detenidos dos elementos del mando único, a quienes se les comprobó que con saña privaron de la vida a dos ciudadanos, a los que los habían despojado de sus pertenencias en un retén.

Vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados

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