Lo vivido en los últimos días en el Palacio Legislativo de San Lázaro, de acuerdo a la memoria histórica, hace muchas legislaturas no sucedía de una forma tan intensa. Lo único que se evidenció fue la incapacidad para lograr consensos y acuerdos.

Es comprensible que no todo lo que se solicita necesariamente se otorgue, pero siempre implica la posibilidad de dialogar y buscar aproximarse a acuerdos, que involucren de forma efectiva a los diferentes sectores de la población.

Son innecesarios y totalmente descalificables actos como los vividos el pasado viernes, cuando grupos de Antorcha Campesina bloquearon los accesos del recinto legislativo impidiendo la entrada y salida de la Cámara a empleados y diputados.

Muchas madres con sus hijos quedaron retenidos, sin la posibilidad de salir; simple y llanamente porque a estas personas no se les dio la gana.

Se registraron hechos de compañeros trabajadores de la Cámara que, en su desesperación, saltaron la cerca, para encontrarse del otro lado con agresiones que, incluso en algunos casos, llegaron a los golpes. Eso es inaceptable.

Por ello, todos deberíamos aceptar la propuesta reiterada que ha hecho el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de armonizar y encontrar la reconciliación, no sólo con los partidos políticos o con las fuerzas representadas en el congreso; armonizar también con todos los sectores que, aún en minoría, forman parte de nuestra sociedad.

En fin, ojalá y que todos aquellos que están involucrados en la toma de decisiones, y sobre todo en la operación política que aproxima al acuerdo y al consenso, no se vean limitados por sus propias pasiones que les impidan, en el caso de los actores de Morena, anteponer el interés de la nación y del proyecto de la llamada Cuarta Transformación propuesto por el presidente López Obrador, a sus intereses personales, revanchistas o de venganza. Hoy sólo han acreditado incapacidad para lograr la estabilidad y la armonía política que requiere el Presidente de México.

Yo sí creo en lo que dice Andrés Manuel López Obrador. Creo en la necesidad imperante de trabajar juntos, de dejar atrás la lucha estéril que se genera por la confrontación que motiva el interés personal y en abonar con voluntad y creatividad, a la construcción de esta nueva etapa que se vive en nuestro país.

Es tiempo de acreditar la voluntad en las acciones y no solo en el discurso. De evitar que la soberbia sea el obstáculo que impida el crecimiento nacional, la ocasión brinda la oportunidad de construir una sociedad más justa e igualitaria, haciendo política.

Que lo entiendan Morena y sus dirigentes: son por Andrés Manuel López Obrador; que ninguno crea que las posiciones que ocupan son por su carisma o capacidad política o interlocución. Andrés Manuel es el Presidente de todos los mexicanos, no se lo pueden adjudicar para sí.

A aquellos que sólo pretenden fortalecer su imagen y consolidar sus logros personales en el ámbito político, a esos que actúan con mezquindad, con venganza, con oportuna revancha, está más que claro que, anteponiendo esas frágiles pasiones humanas, el resultado será el que ya empieza a evidenciarse.

Diputado federal

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