Ya pasó el primero de septiembre y la entrega del 5to Informe de Gobierno del presidente Peña Nieto. Escuchamos muchas y buenas noticias sobre cómo está nuestro país. Es bueno saber que vamos bien en prácticamente todos los indicadores, incluso en las comparaciones con otros países o administraciones, aunque eso no lo digan los detractores; quisieran que se dijeran cosas malas, aun cuando ya ellos las digan todo el tiempo.

Por ejemplo, se ha construido infraestructura que nos conecta nacional e internacionalmente; la red de nuevas carreteras y autopistas; el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y; el Nuevo Puerto de Veracruz que ayuda a cumplir la meta de duplicar la capacidad instalada de nuestros puertos. En salud, se está logrando la universalización: casi 100 millones de mexicanos tienen acceso a algún sistema de salud público. Además, con la implementación del Nuevo Modelo Educativo, bajo la rectoría del Estado mexicano, se han mejorado más de 14 mil escuelas de la meta de 33 mil para 2018.

También, durante estos cinco años se han ejecutado programas para el campo que hacen que, por tercer año consecutivo, el valor de las exportaciones agropecuarias sea mayor a lo importado; algo que no se había logrado en un solo año desde 1997. Por último, la reforma energética asegura que, para 2025 y bajo la rectoría del Estado, se producirán 3.5 millones de barriles de petróleo a precios competitivos.

Ya pasó también el 8 de septiembre y el inicio del año electoral; última etapa de esta administración. Hoy estamos celebrando el Grito de Dolores: nuestra conmemoración de Independencia que nos recuerda a los que lucharon por la libertad y por el derecho a decidir sobre nuestro destino. Nuestro destino es la democracia representativa porque los ciudadanos estamos representados a través de los diputados; de las Cámaras, donde las autoridades son electas por la mayoría. Nuestros movimientos sociales tenían la consigna de legarnos la libertad de decidir por nosotros mismos; ahora, el objetivo de las grandes transformaciones nacionales es lograr la justicia social.

Sin embargo, la vorágine tecnológica que hoy vivimos hace parecer que hemos cambiado la democracia representativa a una anarquía, donde algunos ciudadanos, por tener acceso a redes sociales y difusión de sus ideas, sientan que representan al resto. O donde organizaciones de 20 personas creen hablar por todos e, incluso, algunos medios juzgan y prejuzgan declarando culpabilidad o inocencia; inventan declaraciones que, al repetirlas, muchos creen que las dijeron a quienes se les atribuyen. Estamos perdiendo el valor de la democracia representativa por la posibilidad de decir sin ningún control o límite, sin importar a quién se afecta y, sobretodo, si es verdad o mentira. Le estamos dando más valor a las redes sociales que a las instituciones que nos han demostrado ser las que pueden mantener el control y la vida de las naciones.

Vamos a un proceso electoral donde tendremos precandidaturas, candidaturas, elecciones, nuevas autoridades y, finalmente, una nueva administración. Es momento de mantener y defender a las instituciones y no de chantajearlas para resolver problemas personales; no desvalorarlas, sino fortalecerlas, porque son la garantía de mantener un México en paz e incluyente.

Regreso a los buenos datos del 5to Informe, ¡cómo no valorar esto! A los críticos pareciera que lo único que les interesa es la destrucción y no la construcción de la sociedad. Afortunadamente, los números y los datos nos muestran buenas y mucho mejores expectativas que cuando inició el sexenio. Tenemos que tener claro que, independientemente del color de la nueva administración, sin instituciones fuertes no podremos mantener nuestras expectativas. Estamos a buen momento de pensar en la fortaleza de las instituciones, no de mandarlas al diablo; aunque izquierdas y derechas lo hagan constantemente en beneficio de sus intereses coyunturales.

Coordinador general de Puertos y Marina Mercante.
guillermo.ruizdeteresa@yahoo.com

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