El martes pasado Pemex informó, en el marco de las conferencias mañaneras del Presidente, sobre las principales directrices de su plan de negocios. El plan completo, publicado en el portal digital de Pemex, es un texto de 221 páginas incluidos los anexos y la parte relativa a los riesgos estratégicos, presentada bajo reserva.

En el documento completo se encuentra una información más amplia que permite valorar la situación de la empresa y la transformación a la que fue sometida en los años previos, en particular desde 2012 hasta el final de la administración federal anterior.

De diciembre de 2012 a diciembre de 2018 la deuda de la empresa se duplicó, aumentando, en pesos constantes de 2019, de un billón 30 mil millones de pesos a 2 billones 123 mil millones.

Ese aumento de la deuda no corresponde con incrementos semejantes en inversión en exploración, en explotación y en inversión. En materia de refinación el resultado es una notable reducción en la producción de petrolíferos, que en el contexto de un incremento de la demanda en el país implicó importar desde hace años la mayor parte del consumo nacional de gasolinas y diesel.

En 2018 se importó 74% y 70% de lo comercializado en gasolinas y diesel, respectivamente. En colaboraciones anteriores he destacado la restricción para el crecimiento de la economía que implica tener una balanza petrolera deficitaria, en tanto obliga a contar con mayores recursos en divisas para financiar las cuentas con el exterior. Modificar esta situación incluye aumentar la extracción de crudo y aún más importante la refinación en el país. En las propuestas de Pemex es un aspecto relevante que contribuye al crecimiento de la economía.

Sobre la deuda de la empresa es necesario tener presente que de 2014 a 2016 el endeudamiento neto, en pesos constantes, aumentó en 776 mil millones de pesos, lo que equivale a 36.5% del saldo de la deuda a diciembre de 2018.

Ese incremento no se correspondió con aumentos en extracción de crudo, en mayor refinación e incluso no se realizan informes relevantes en materia de ampliación de reservas. Otro elemento destacado de la situación financiera de Pemex es que desde 2009 hasta 2018 tiene balances financieros negativos. Sin embargo, como sucede en este momento, ello no es resultado de un balance primario negativo.

En 2018 el resultado de la operación de la empresa, considerando los ingresos totales y descontando los gastos de operación, pagos de mercancías para reventa y los gastos de inversión es positivo. El balance primario arroja una cifra de 993 mil millones de pesos que representan 49% de los ingresos. Incluso si se restan los pagos de intereses, el resultado positivo equivale a 43% de los ingresos.

El desbalance es producto de los impuestos y derechos que la empresa debe entregar, que suman 933 mil millones de pesos, y equivalen a 94% del balance primario. Ninguna empresa tiene capacidad de inversión importante y condiciones de crecimiento significativas bajo estas condiciones fiscales. La reducción en la denominada tasa del Derecho por la Utilidad Compartida de 65%, aplicada en el año actual, a 58% en 2020 y a 54% en 2021 modifica favorablemente la situación financiera de Pemex.

Para ello es necesario realizar modificaciones en la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos. Sin duda implica un cambio en los ingresos del gobierno federal. Sin embargo, esta materia debe analizarse al presentar la Ley de Ingresos de la Federación para 2020 y posteriormente para 2021.

Dos observaciones deben tenerse en cuenta al respecto: El cambio no implica necesariamente la reducción de ingresos públicos en tanto el propio incremento en la extracción de crudo y en la refinación generan más ingresos fiscales. La carga fiscal de Pemex no se reduce a la aplicación de esa tasa. Pero también, el crecimiento de la economía genera más impuestos.

En este contexto, el fortalecimiento de Pemex, el incremento en la extracción de crudo, la reconfiguración en las refinerías, el aumento en la producción de petrolíferos y de petroquímicos impulsan el crecimiento de la economía, propician la inversión, mejoran la balanza comercial del país e incluso pueden ampliar las actividades en ramas económicas del sector de bienes de capital.

Pemex debe participar con fuerza en el crecimiento de la economía del país para hacer posible el desarrollo.

Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
Twitter: @GregorioVidalB

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