Este riesgo de “error histórico” obedece a la intención declarada del futuro gobierno de fusionar Bancomext con Nafin y nombrar un director para ambas instituciones. Un artificio ilegal.

Este desatino, que desaparecería una institución fundamental para nuestro desarrollo, ya se había intentado en idéntica forma por los gobiernos panistas de Fox y Calderón en 2004 y 2009. Como la fusión fue rechazada por un Punto de Acuerdo del 2004 de La Comisión Permanente, “que rechaza la iniciativa del gobierno anunciada para fusionar o liquidar a Bancomext por ser una resolución inadecuada que lesiona aún más la capacidad del Estado mexicano para apoyar el desarrollo equitativo del país”. Entonces se hizo por la “trastienda” nombrando a un director para las dos y amputándole la promoción comercial creando Promexico. Eso ha significado un costo, porque las utilidades del Banco alcanzaban para hacer dicha promoción.

En esta campaña de defensa del Banco jugó un papel prominente la entonces senadora Polevnsky. La cita del “banquicidio” es del gran economista latinoamericano Enrique Iglesias, “que condenaba el cierre de bancos de desarrollo” en un foro de análisis, coordinado por la propia senadora.

Después de un periodo “negro” para las dos instituciones “Nacional Factoraje” y el “esqueleto” de Bancomext, en 2013 se resucitó al banco con los apoyos necesarios y nombrando a directores de gran nivel: Enrique de la Madrid, Díaz de León y Francisco González.

El banco es una institución de gran prestigio. Fue declarado en 2017 Banco de Desarrollo del año. Creada por Lázaro Cárdenas hace 80 años, reforzado por De la Madrid, pudo enfrentar las crisis del 82 y 94, siendo el único banco que obtenía créditos en dólares, porque su fuente de pago eran las exportaciones. Con su destacado resurgimiento, su crédito aumentó casi 30% anual y las utilidades un 20%. Lo mismo ha financiado aviones, parques eólicos, el puente Tijuana-San Diego, la industria automotriz, hoteles; alcanzando 250 mil millones de pesos (8º Banco por tamaño). Es crédito de largo plazo, a la producción y no al consumo. Todo lo hace con 500 empleados, ningún banco tiene esa relación. ¡No se ahorra nada y se cancelan utilidades! Las fusiones paralizan la actividad.

La absurda decisión va a contracorriente de tendencias mundiales. Los países avanzados han eliminado sus bancos de desarrollo industrial, pero no los bancos de Comercio Exterior, los eximbanks de EU, Canadá, Inglaterra, India, Japón, Corea.

Así, el Estado mexicano se “achica” aún más. Perdería un instrumento valioso para diversificar exportaciones e importaciones, integrar a las Pymes a las cadenas exportadoras. Es una falacia que se gana combinando dos instituciones con objetivos diferentes: peras y manzanas. ¡Se alienta otra nociva centralización!

La nueva iniciativa es ignorante de lo que es la Banca de Desarrollo, irreflexiva en sus consecuencias y no logra los fines deseados. AMLO no ha sido bien asesorado.

Nunca imaginamos un grupo de funcionarios, académicos, empresarios y su Sindicato independiente muy comprometido, que siempre hemos defendido al Banco, como recientemente en un foro del Senado, que lo tendríamos que hacer ante una inesperada amenaza. El epitafio sería: “RIP: El BANCOMEXT, valiosa Institución del Estado mexicano, “nacido” en el gobierno de Lázaro Cárdenas, fue “sepultado” por un gobierno “progresista”, que logró lo que no pudieron dos gobiernos conservadores para satisfacción del FMI y de la banca privada, su competidora”.

¡Ojalá la opinión pública y el Congreso lo salven! ¡La historia lo reconocerá!


Ex embajador de México en Canadá.
@suarezdavila

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