¿Sabes qué tienen en común Einstein, Clinton, Newton, Goethe y Nietzsche? Todos tocaban un instrumento musical.

Los nuevos estudios en materia neurológica han arrojado importantes conclusiones sobre el efecto que se produce en el cerebro de una persona al interpretar música clásica. ¡Es sorprendente!

Lo que demuestran los estudios de la ciencia médica realizados con la tecnología más avanzada es fascinante.

Para empezar, se logra observar, en vivo, lo que sucede dentro de las diferentes áreas y hemisferios del cerebro de una persona al tomar un instrumento musical clásico en sus manos.

Cuando una niña, niño o joven empieza a ejecutar e interpretar una pieza clásica sucede algo peculiar: en un mismo momento, comienzan a funcionar muchísimas zonas de ambos lados del cerebro, de los dos hemisferios.

Y, al hacerlo, los compromete de una forma múltiple, ya que, al mismo tiempo, la persona realiza muy diversas y variadas actividades.

Por ejemplo, tiene que estar leyendo la partitura y, al tiempo de prestar atención a la lectura, debe estar moviendo y usando diversas partes de su cuerpo para poder tocar.

Y no sólo eso: tiene que estar escuchando a toda la orquesta para mantener el tiempo. Esto lo obliga a ver constantemente al director de la orquesta y recordar los ensayos para no equivocarse.

Generar música provoca una gran emoción y esto también se refleja en otra zona cerebral. Como se puede inferir, son tantas las actividades que realiza un músico en un mismo momento que los científicos han llegado a calificar la interpretación musical como la actividad más completa del repertorio humano.

Se ejercita tanto el cerebro con la exigencia de interpretar música clásica que lo que se conoce como el corpus callosum cerebral, que es la parte que une los dos hemisferios, crece y se densifica tal y como se fortalecen los músculos de quien realiza un ejercicio físico en el gimnasio.

Tocar un instrumento clásico es como llevar al cerebro a su gimnasio, ya que mejora en eficiencia la conectividad entre los dos hemisferios y la vuelve más rápida y abundante.

Lo que esto permite es mejorar la capacidad ejecutiva de la persona y fortalecer su sentido de planeación, estrategia y atención a los detalles.

Asimismo, mejora en mucho la memoria y el proceso cognitivo.

Al conocer mejor cómo funciona el cerebro humano, los científicos han observado que la actividad que más lo desarrolla es precisamente interpretar música clásica. También escucharla tiene importantes beneficios, pero no tantos como tocar un instrumento clásico.

Interpretar música, entonces, no sólo es algo que genera valores, como son el gusto por la excelencia, la disciplina y el trabajo en equipo, sino también genera una mayor capacidad cognitiva y ejecutiva.

Este tema me fascina y escribo esto porque quiero que ustedes, amigos lectores, participen de esta información, ya que en ella encontraremos valiosas herramientas para fortalecer la calidad de vida de nuestras hijas, hijos, nietos, niñas, niños y jóvenes.

P.D. Cualquier edad es buena para aprender.

Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.
@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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