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Un total de 17 personas perdieron la vida y 33 resultaron heridas en un autobús con integrantes de la Iglesia Adventista que cayó a un barranco de 120 metros de profundidad en el municipio de Motozintla, en la Sierra Madre de Chiapas.

La Fiscalía General del Estado de Chiapas (FGE) informó que la probable causa del accidente fue una falla en el sistema de frenos del autobús en una pendiente de más de 2 mil 200 metros sobre el nivel del mar, en el kilómetro 53 de la vía 201 Motozintla-Huixtla.

Las primeras horas de ayer, la fiscalía hizo entrega de 16 cuerpos para ser enviados hacia comunidades de los municipios de La Trinitaria y La Independencia, donde hoy se llevarán a cabo los respectivos funerales.

En tanto, en la clínica del IMSS de Motozintla, sólo cinco personas lesionadas permanecen internadas, mientras que 28 más fueron trasladadas a clínicas y hospitales de Tapachula, Huixtla y Comitán de Domínguez.

Hasta el cierre de edición, reveló la FGE, se tiene identificado a Donfilio Otero Hernández, de 29 años, como el conductor del camión y quien permanece bajo custodia de la Policía Especializada, en el hospital regional de Comitán, aunque se desconoce su estado de salud.

El ayudante de la unidad, Sergio Córdova Santiago, de 20 años, originario de Huimanguillo, Tabasco, también está entre los lesionados.

En un principio, la Secretaría de Protección Civil señaló que el número de víctimas era de 16 personas, pero en las primeras horas de ayer una mujer que se encontraban internada en Tapachula falleció por complicaciones.

Al respecto, el presidente Enrique Peña Nieto lamentó en redes sociales el accidente ocurrido en Chiapas y envió sus condolencias a los familiares de las víctimas.

“Mis condolencias a las familias de las personas que perdieron la vida en el trágico accidente de autobús en Chiapas”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.

Por la tarde de ayer, los feligreses de la Iglesia Adventista oraron y pidieron resignación por este trance por el que pasan y por sus víctimas; una mujer que tomó la palabra dijo que es difícil aceptar momentos.

Todo sucedió en un instante. Eran las 18:10 horas, cuando el camión cayó a la barranca de 120 metros de profundidad, donde murieron al instante 13 personas.

Entre los fierros retorcidos, una joven de pantalón negro escaló por la pendiente de espaldas a la cañada que va a Motozintla y 10 minutos después estaba en la orilla de la carretera, con la respiración agitada y los labios resecos para pedir a quienes oyeron el rechinido de las llantas y el estruendo —y ya se habían acercado al voladero— que solicitaran ayuda.

“Llámenle a mi padre. Él está enfermo”, dijo la joven.

Los lugareños empezaron a llamar a los cuerpos de socorro y a parar los vehículos que descendían por las curvas y pendientes, para pedirles que cuando alcanzaran mejor señal en el teléfono celular llamaran a Protección Civil para que mandaran “muchas ambulancias” y paramédicos, porque “allá abajo hay muchos muertos”.

Varios hombres se había aventurado a bajar hacia donde estaba el camión tipo Marco Polo, en el fondo de la barranca.

Los hombres y mujeres —en su mayoría jóvenes— clamaban ayuda para moverse, porque muchos tenían los pies y brazos fracturados, además de golpes en su cuerpo.

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