El obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, llamó a las partes en conflicto en Chenalhó a guardar las armas, “que las entierren o destruyan porque no son para matar”.

El prelado alertó de la presencia de armas de uno y otro bando; “las armas están ocultas pero a la hora de la hora salen. Esta situación es preocupante, ojala que no, pero me temo que pudiera seguir habiendo sangre”, expresó.

Aunque, puntualizó que no serviría mucho que un desarme en la zona porque muchas veces lo han intentado y no han podido. “Si no hay la convicción de las personas y grupos sólo la fuerza del gobierno no es suficiente”.

Lo que importa es “desarmar los corazones” más que sólo las armas materiales, sostuvo el líder católico.

En medio de la disputa por el poder político local, Felipe Arizmendi hizo un llamado urgente a las comunidades de Chenalhó, a sus dirigentes y a las autoridades estatales a la búsqueda de una salida pacífica al conflicto en la zona.

En rueda de prensa subrayó que debido a los problemas, los ánimos no están pacificados sino violentados y mucha gente inconforme quiere apoderarse de nuevo del palacio municipal.

La sede del Ayuntamiento fue retomada el pasado 22 de febrero por partidarios de la presidenta municipal constitucional Rosa Pérez Pérez, con resultados de dos muertos y 16 lesionados de bala.

El obispo añadió que la reinstalación de la mujer en la sede de la alcaldía, el pasado 14 de este mes, legalmente es “una buena acción” porque le corresponde por norma, pero expresó que es preocupante, “pues ya hemos visto antes y pudieran pasar después acciones violentas que a todo mundo nos preocupan”.

El 22 de diciembre de 1997 en la comunidad Acteal de Chenalhó un grupo armado asesinó a 45 tzotziles cuando realizaban un servicio de oración.

La semana pasada, recordó, la parroquia de San Pedro Chenalhó y sus catequistas advirtieron por la división en la zona, “comunidades contra comunidades, autoridades contra autoridades y sobre todo intereses contra intereses”

Señalo que en su condición de obispo no le toca decidir a quién le corresponde un puesto y otro, porque para ese fin existen instancias oficiales.

“Lo que me preocupa es la vida y la paz del pueblo; hemos tenido en ese municipio acciones muy tristes de hace muchos años que hay armas y eso es lo que más me preocupa”.

“Espero que se llegue a acuerdos, que las autoridades estatales ayuden a resolver este conflicto entre grupos”, agregó.

El religioso dijo que mantiene comunicación con secretario General de Gobierno, Juan Carlos Gómez Aranda, y con el presidente del poder Legislativo, Eduardo Ramírez Aguilar, en torno al caso Chenalhó.

“Se buscan soluciones, pero aún ellos no encuentran una solución inmediata porque cuando una persona quiere detentar el poder no acepta otra posibilidad y hay mucha gente que la rechaza”, enfatizó.

“Entonces, la pregunta es qué les interesa a las personas: el poder, quizá el dinero detrás del poder o el bien del pueblo”, cuestionó el religioso.

“Porque cuando a alguien le importa el bienestar popular se hace a un lado si es el causante de problemas, aunque lo que importa es saber qué mueve a las personas, el bien de Chenalhó u otro tipo de intereses económicos o políticos”, comentó.

Exhortó a evitar acciones violentas y a que se opte por la discusión y el diálogo,“que cada quien sepa ceder sus posturas porque está por encima de todo el bien, el bien y la paz social”.

afcl

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