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Ixmiquilpan.— Los cohetes y las tamboras acompañan el cortejo de Fredy y de Alan, los dos jóvenes asesinados durante el enfrentamiento entre pobladores de este municipio contra elementos federales y estatales; el coraje y la indignación se conjuga con la tristeza que invade a las familias y vecinos durante el homenaje de cuerpo presente que se dio justo donde cayeron el día de la refriega.

Es medio día y una carroza lleva el cuerpo de Fredy (22 años), quien murió de un balazo el pasado miércoles. Detrás, cientos de personas caminan, en coche, bicicleta o motocicleta: acompañan a los deudos. Una bandera ondea, mientras entre cantos y llantos su cuerpo es trasladado de Maguey Blanco, hacia el homenaje afuera de la sede de la Policía Federal.

Por lo menos ocho kilómetros recorrió el cortejo de Fredy hasta llegar al lugar del homenaje, durante el trayecto los ciudadanos se solidarizaban, algunos repartían agua, otros lanzaban cohetes y los traileros que han quedado varados en el lugar comenzaron a sonar las cornetas de sus vehículos.

Los pobladores están enojados, lamentan que se haya perdido la vida de dos jóvenes, que luchaban por un país mejor. A ellos se les cortó la posibilidad de un México justo, pero el compromiso a su memoria es seguir la lucha.

“Aquí nadie se raja, el gobierno tiene que entender que no puede matar de hambre a la gente”. Durante el homenaje se pidió respeto. “Nadie grave”, era la consigna, una mujer tomó el micrófono y con voz firme subrayó que el pueblo quiere justicia.

Minutos después de la llegada de Fredy, otro cortejo arriba al lugar, es el de Alan, quien a los 25 años las balas le cegaron la vida. Un grupo de mujeres comienza a gritar, “¿por qué?, ¿porqué los asesinan si son la esperanza de América Latina?”.

Alan era originario de Dios Padre, él recibió un balazo en el abdomen. Cuando llegó al Seguro Social, después de que en el hospital regiobal le negaron la atención, ya nada se podía hacer.

Ayer, su cuerpo fue recibido como el de un héroe. “Murió por ti, murió por mi”, gritaba la mujer en el micrófono. Tras un espacio de 60 minutos en que duró el homenaje, los miles de pobladores congregados empezaron a cantar el Himno Nacional, el Himno Venceremos, el Cielito Lindo y al final, de nuevo, el rotundo rechazo a las alzas a los combustibles.

En Ixmiquilpan, los rastros del enfrentamiento son visibles por los daños, pero, la lucha no cederá, aseguran los pobladores. Del dolor y la indignación, surge la fuerza para resistir, sentencian los pobladores.

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