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Cancún.— México llega a la Cumbre Mundial sobre Biodiversidad, la COP-13, en franca contradicción entre los compromisos que signa a nivel internacional a favor del medio ambiente y las acciones que aplica en detrimento de la conservación y la protección de los recursos naturales del país, como ocurre en uno de los estados con mayor biodiversidad del territorio nacional: Quintana Roo.

Organizaciones ambientales coinciden en que la propia autoridad ambiental autoriza obras, actividades o proyectos que no sólo ponen en grave riesgo el capital ambiental, sino que pueden llegar a alterarlo o destruirlo de forma irreversible.

En Cancún, con base en autorizaciones viciadas de origen y violentando las condicionantes impuestas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) contrató maquinaria pesada para desmontar selva, sabana y manglares —que también fueron rellenados— en 22 hectáreas del Malecón Tajamar.

En el polígono, de 74.8 hectáreas en total, inversionistas privados prevén desarrollar plazas comerciales, residencias, condominios, hoteles y la iglesia más alta en Latinoamérica.

Buena parte de la fauna silvestre que habitaba la zona –crías cocodrilos, ardillas, iguanas– murió la madrugada del 16 de enero, aplastado o sepultada por las maniobras de la maquinaria o los rellenos del humedal con material pétreo, de acuerdo con Katherine Ender, fundadora de Guardianes del Manglar Cancún.

El caso está impugnado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Salvemos Manglar Tajamar, la Tierra es Nuestra Casa y la propia agrupación de Ender Córdova, por las irregularidades para autorizar el desarrollo del polígono y la violación para ejecutar los desmontes, sin la aplicación previa del Programa de Rescate de Vegetación y Fauna Silvestre.

Para delimitar el polígono, hace más de dos décadas se fragmentó lo que fungía como un extenso corredor biológico que se conectaba con 177 hectáreas –que serán desarrolladas como del Parque Cancún– y lo que se decretó como el área natural protegida Manglares de Nichupté, explicó Aracely Domínguez, de Salvemos Manglar Tajamar.

El tema de fondo invocado por ese movimiento ciudadano –subraya la abogada Isabel González Glennie– es el derecho humano a desarrollarse en un medio ambiente sano, reconocido en el artículo cuarto de la Constitución y violentado por el propio gobierno federal, lo que podría llevar a Malecón Tajamar hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), como ocurrió en Laguna Carpintero, en Tampico, en donde el máximo tribunal del país atrajo el caso.

La solicitud está hecha y los titulares de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Rafael Pacchiano, y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Guillermo Haro, dijeron a EL UNIVERSAL que serán respetuosos de las resoluciones de los jueces de Distrito, que hasta el momento han sobreseído 10 de los 12 ó 15 amparos promovidos, al desestimar el “interés jurídico” de quienes han promovido las demandas.

Haro Belchez sostuvo que la dependencia a su cargo actuó en tiempo y forma, realizando visitas de inspección y evaluando el cumplimiento de condicionantes de la autorización expedida por Semarnart a favor del Fonatur, al cual absolvió de violaciones al marco legal ambiental.

Puerto Morelos. Al sur de Cancún existe un área natural protegida llamada Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos, cuyo arrecife de coral forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), que se extiende desde Quintana Roo, hacia Belice, Guatemala y Honduras, a lo largo de mil kilómetros.

El SAM es la segunda barrera arrecifal más grande del mundo después de la Gran Barrera Australiana y de su vida depende la de millones de personas en la región mesoamericana, en términos de seguridad, economía, pesquería y alimentación, sin contar con la inmensa variedad de las especies asociadas a su salud, al ser sitio de refugio, anidación y reproducción de fauna marina.

En particular, el arrecife de Puerto Morelos protegió la vida humana, la infraestructura hotelera y de servicios de esa localidad del embate del huracán Wilma en octubre de 2005, fenómeno equivalente a la energía de 25 bombas atómicas, que hubieran acabado con todo, de acuerdo con mediciones e investigaciones del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, consignadas por EL UNIVERSAL el pasado 3 de diciembre del 2007.

Desde octubre pasado, el Consejo Asesor del Parque Nacional Arrecifes de Puerto Morelos pidió a Pacchiano Alamán dejar sin efecto la ampliación de un proyecto para colocar un rompeolas de 250 metros de largo, que se conforman por 324 piezas de cemento, denominadas Arrecifes Modulares Artificiales (AMA), colocadas en línea paralela a la costa, sobre la zona de pastos marinos y arenales, dentro de la zona protegida.

El Programa de Manejo del Parque Nacional prohíbe la colocación de estructuras que dañen, por ejemplo, los pastos marinos. Los 46 bloques de cemento que alcanzaron a ser semi hundidos, han destruido los pastos marinos del sitio.

Aunque suelen pasar desapercibidos al estar bajo el agua, los pastos marinos tienen diversas funciones, entre ellas, servir de alimento para tortugas marinas y son, junto con los manglares, sumideros naturales de carbono, es decir, absorben el Bióxido de Carbono que exacerba el Calentamiento Global.

Las estructuras se instalaron frente a la playa del hotel Moon Palace, sede oficial de la Cumbre Mundial sobre Biodiversidad (COP13) que se desarrolla en Cancún.

Los bloques servirán para recuperar las playas que la construcción de ese descomunal complejo de hospedaje contribuyó a erosionar muchos años atrás, lo cual ha sido condenado por diversas organizaciones ambientales.

“Las estructuras son para retener arena y recuperar la playa que se perdió porque la construcción del hotel está sobre la duna. El problema será para las playas aledañas, que perderán más arena, por la modificación de corrientes”, Indicó Marisol Rueda Flores de la iniciativa “Arrecifes Saludables”.

Esta agrupación realiza estudios de monitoreo de la salud del SAM y advierte que el proyecto se encuentra frente a la porción mejor conservada de cualquier otro arrecife en Quintana Roo: El arrecife Limones, que fue cerrado a la visitación, precisamente para blindarle de actividades que lo vulneren.

“Está en la zona de influencia del sitio más conservado de Quintana Roo, en cuanto a cobertura de corales, específicamente de Acropora Palmata o Cuerno de Alce.

“Tiene un 30 por ciento de cobertura coralina, lo que es casi el doble de la cobertura promedio de cualquier otro arrecife que tengamos en Quintana Roo o en todo el Sistema Arrecifal Mesoamericano; estamos oscilando entre el 10 y el 15 por ciento, eso es lo mejor que podemos ver ahora”, subrayó en entrevista con EL UNIVERSAL.

Rueda Flores afirma que el proyecto piloto no debió aplicarse, en tanto no se estudiase más sobre sus efectos y aclaró que aunque el proyecto sea una ampliación del autorizado en 2009 en Cancún –dentro de otra área natural protegida- los fines son diferentes y también lo son las condiciones ambientales entre uno y otro sitio.

“Las condiciones son totalmente distintas. No puede haber una ampliación de una autorización de impacto ambiental para la colocación de arrecifes artificiales, que está en Cancún, cuando las condiciones son distintas en la zona donde va el proyecto”, manifestó.

El CEMDA interpuso un recurso de revisión ante la propia Semarnat, en contra de la ampliación del proyecto.

El 9 de noviembre pasado –ante el escándalo que empañaría el papel de México durante la COP13- el titular de la Conanp, Alejandro del Mazo, anunció en Cancún que el proyecto quedaba suspendido, pero no cancelado, pese a las violaciones al Plan de Manejo.

En entrevista, Del Mazo Maza y Pacchiano Alamán, por separado, confirmaron que la colocación de los bloques de cemento se suspendió y que el problema será analizado en dos semanas, en una mesa de trabajo en que confluirán diversos especialistas, autoridades e investigadores, para decidir si prosigue o no.

Para la presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), Aracely Domínguez, la autorización del proyecto se presta a suspicacias.

“Es vergonzoso que el comisionado de Áreas Naturales Protegidas esté privilegiando el interés particular para hacer un arrecife artificial en una zona que por reglamento está prohibido, no tiene justificación técnica y no es trabajo de la Conanp resolver la erosión de un hotel que contribuyó a ello.

“¿Cuánto dinero hubo de por medio para autorizar eso? ¿Por qué benefician a un particular que tiene un historial en medio ambiente, negro y tenebroso, que ha cometido varios ilícitos ambientales; que construyó su hotel con un informe preventivo, sin Manifestación de Impacto Ambiental; que junto con otra empresa construyó un delfinario ilegal, dentro del Parque Arrecifes de Puerto Morelos, diciendo que era el mejoramiento de un muelle”, recordó.

En opinión de la activista, la interrupción del proyecto es “una simulación”, para no dar de qué hablar durante la COP13. La ambientalista tiene la certeza de que los trabajos se repondrán una vez concluido el evento.

El propietario del hotel, José Chapur, se deslindó de cualquier intervención, verbal o escrita, para solicitar a la autoridad el desarrollo del proyecto que favorece a su inmueble.

“Nos tocó y qué bueno, ojalá funcione. Ese proyecto nos quedó aquí enfrente, pero es un proyecto piloto que si funciona continúa y si no se suspende o se retira, no lo sé.

“Hay que escuchar a los que lo critican para ver dónde hacerlo, pero lo que importa es el resultado final de que se recuperen las playas”, expresó el presidente del Grupo Palace, cuyo hotel recibió la semana pasada la certificación de calidad ambiental, emitida por la Profepa.

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