Nochixtlán.— Alonso tiene 28 años y es uno de los heridos durante el enfrentamiento entre policías federales y estatales con maestros de la CNTE, el pasado 19 de junio. Afirma que no aparece en la lista oficial de los heridos, como otros, porque fue atendido por un médico particular.

Ese día escuchó por las bocinas de la iglesia que solicitaban ayuda para las personas que estaban en el enfrentamiento; pedían refrescos, agua y trapos.

Alrededor de las 9:30 horas llegó al lugar del enfrentamiento; cargaba una caja de refrescos. “La gente me decía que las llevara más adelante, pero las balas y los gases lacrimógenos hacían que no avanzara rápido. Esperaba que pararan los disparos para caminar y me detenía cada vez que se escuchaban las ráfagas de nuevo”, explica.

Alonso logró llegar hasta al panteón municipal, a 100 metros del enfrentamiento. Recuerda que a su alrededor vio a muchos heridos, algunos de ellos con heridas de bala, en las piernas y en las rodillas.

Por fin logra dejar los refrescos y cuando se reincorpora recibe un disparo en el costado izquierdo.

La bala no lastimó ningún órgano. Lo ayudaron a salir del lugar y, un taxista lo llevó al hospital, pero no recibió atención médica.

Platica que los policías federales lanzaron gases lacrimógenos al interior de este centro de salud. Los consultorios particulares también estaban ocupados por la cantidad de heridos de bala, pero lograron encontrar uno que lo atendiera.

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