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Los promotores del Plan Maestro “Las Américas”, que alojaría el desarrollo de ocho lotes hoteleros en la llamada “Milla de Oro”, en una franja costera con selva y manglares entre Cancún y Puerto Morelos, se desistieron de llevar a cabo el desarrollo, cuya inversión se estimó en 430 millones de dólares americanos, por lo que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dio por concluida su evaluación, iniciada en agosto del 2015.
Una consulta al resolutivo fechado el 19 de abril pasado, indica que el 20 de abril (sic), Miguel Antonio Ralph Guijosa, apoderado legal de “Desarrollos Turísticos Paso Victoria”, ingresó a la Dirección General de Impacto Ambiental (DGIRA) un escrito para desistirse de continuar con el trámite de evaluación del impacto ambiental y el Cambio de uso del suelo en terrenos forestales, modalidad regional, del Plan Maestro.
Tras admitir el escrito y aplicar el numeral 50 fracción I de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LEGEEPA) en materia de Evaluación del Impacto ambiental, que prevé que todo promovente que decida no ejecutar una obra o actividad sujeta a autorización, lo debe comunicar y la Semarnat, archivar el expediente.
Por tanto, la dependencia federal finalizó el procedimiento de evaluación del proyecto, consistente en el desarrollo de ocho lotes con uso de suelo de tipo turístico convencional, que en conjunto sumarían dos mil 104 nuevos cuartos de hotel, en una superficie de 420.89 hectáreas, al norte de Puerto Morelos y al sur de Cancún, en un área en donde hay humedales y manglares.
En cada uno se construiría un proyecto independiente, con planta desaladora y de tratamiento de aguas residuales.
El turismo convencional está definido por el Programa de Ordenamiento Ecológico Local de Benito Juárez (POEL) aplicable en esa zona, como una modalidad de turismo masivo preferente de sol y playa, que contempla eventos y hospedaje e instalaciones de alta calidad que aseguren actividades económicas viables a largo plazo, que reporten beneficios económicos y sociales a todos los involucrados y brinde oportunidades de empleo.
La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) fue elaborada por la consultora Sylvática, a cargo del polémico consultor, Gerardo Gómez Nieto, quien ha sido criticado por biólogos y ambientalistas por demeritar el valor de recursos ambientales como los manglares y a quien acusan de elaborar “trajes a la medida” del desarrollador.
La densidad proyectada dentro del Plan Maestro es de cinco cuartos por hectáreas, de acuerdo con el POEL 2014, que ubica a la zona dentro de la UGA 27, conocida como “La Milla de Oro”. Debido a que el predio cuenta con 420.89 hectáreas, se pensó que era posible construir y operar dos mil 104 cuartos. De la superficie total solo se urbanizarían 22.18 hectáreas, para levantar un pórtico de acceso, un camino y la lotificación de ocho lotes hoteleros, venta y construcción de complejos turísticos.
Siendo un Plan Maestro, se contaba con la zonificación y parámetros urbanos correspondientes, así como el número de cuartos para cada uno de los 8 lotes, sin que rebasaran el límite de los dos mil 104 cuartos.
De acuerdo con los títulos de propiedad, el predio total está compuesto por 157 lotes, cuya superficie es de 413.21 hectáreas. Sin embargo, debido a que la compraventa de los lotes se ejecutó con la modalidad “ad Corpus”, al realizar el levantamiento topográfico se halló que la superficie total de los 157 lotes era de 420.89 lotes.
Entre las observaciones que realizaron grupos ambientalistas, que consideraron inviable el proyecto, está que incumple con el Programa de Manejo del Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos, al estar dentro de su área de influencia.
El Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), por ejemplo, resaltó que si bien el Ordenamiento Ecológico permite el tránsito de vehículos motorizados sobre la zona federal, el Programa de Manejo del área natural protegida, no, mas que en casos de emergencia, por lo que existe una contraposición entre uno y otro instrumento.
Señaló también durante la fase de consulta pública que se incumplían criterios ecológicos diversos, con relación al camino de acceso y al diseño arquitectónico del proyecto, que no se puso a disposición de la autoridad.
También se estableció “la ambigüedad” respecto a las actividades a desarrollar, siendo un aspecto grave el no haber precisado si vertería aguas residuales sobre el manglar o las pondría en un pozo de absorción.
Se presentó además un estudio geohidrológico incompleto y limitado y dejaron para después la entrega del estudio de mecánica de suelos.
Si bien el proyecto se presentó en agosto del 2015, comenzó a ser evaluado hasta octubre; en ese mismo mes la DGIRA solicitó información adicional al promovente. En diciembre recibió la respuesta y el 21 de ese mes se retomó su evaluación, la cual seguía su curso, hasta que en abril la empresa se desistió de seguir.
cfe
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