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Alcaldes que piden licencia para irse de campaña, partidos que rompen con sus candidatos, militantes que buscan ayudar a los adversarios y una nutrida batería de acusaciones sobre corrupción y vínculos con el narcotráfico entre los aspirantes punteros, son parte de la intrincada escenografía que se ha montado en el proceso electoral extraordinario para elegir al gobernador de Colima.

La anulación de la elección ordinaria, concretada unos días antes de que el priísta Ignacio Peralta pudiera tomar posesión como gobernador, sacudió al tricolor en el estado y se culpó del hecho al ex gobernador Mario Anguiano, al que se le sigue un proceso de juicio político en el Congreso local por presunto peculado y desvío de recursos.

El hecho de que el PAN lograra anular la elección por las declaraciones del ex secretario de Desarrollo Social de Colima, Rigoberto Salazar, quien “confesó” ante los diputados locales haber apoyado desde el gobierno a Peralta, fue tomado por el priísmo como una traición por parte del ex mandatario.

“Ayuda mucho que ya no esté Mario [Anguiano] en el gobierno y el priísmo ha entendido que si no se une nos ganan la elección; Manlio [Fabio Beltrones] ha venido a poner orden porque sería muy malo para él perder una elección que ya estaba ganada”, dijo un priísta que prefiere no dar una entrevista formal para no “mover el agua”.

En tanto, el fuerte apoyo enviado desde el Comité Ejecutivo Nacional del PAN a Colima —se prevé el arribo de unos 50 legisladores federales para el día de la contienda— hacen ver al blanquiazul como un bloque sólido, y aunque en varios sectores locales hay molestia por algunas actitudes de Preciado, como la forma en la que hizo que la dirigencia nacional bajara de la contienda interna al diputado local Riult Rivera, en Acción Nacional ponderan la posibilidad de una alternancia.

Manzanillo, clave. Los viejos conflictos al interior de ambos partidos han provocado algunas situaciones que en una elección que se prevé cerrada, pueden influir en el resultado final: del lado del PAN, la ruptura ocurrida desde la elección ordinaria con el ex presidente municipal de Manzanillo, Virgilio Mendoza —hoy diputado federal por el Partido Verde— preocupa a algunos panistas que notan cierto distanciamiento con Gabriela Benavides, alcaldesa del puerto.

Durante el proceso ordinario, Manzanillo fue el bastión del PAN, pues ahí Preciado obtuvo su mayor votación y Benavides prácticamente arrasó con el candidato del PRI al ganar con más de 19 mil votos de diferencia.

El 16 de diciembre un hecho hizo visible que en la alianza PRI-PVEM también hay fisuras: ese día los diputados del PAN lograron sacar adelante el proyecto de presupuesto 2016 —al que se negaban PRI, PT y Panal, y que después fue vetado por el gobernador interino Ramón Pérez— con la ayuda de los diputados únicos de MC y el PVEM.

La actuación del Verde apunta hacia la ruptura del PRI con Nabor Ochoa, ex priísta y ex panista que en dos ocasiones fue alcalde de Manzanillo y quien a dos días de haber sido designado como diputado plurinominal por el PVEM, solicitó licencia al cargo para dejar a su suplente, Alicia Meza.

Alcaldes van a campañas. El 31 de diciembre el edil de Cuauhtémoc, Rafael Mendoza, fue el primero en solicitar licencia a su cargo, tras él, la alcaldesa de Villa de Álvarez, Yulenny Cortés, y el edil de Coquimatlán, Orlanado Lino, hicieron lo mismo para estar en campaña con Preciado.

Ayer por la noche, el edil de Colima, Héctor Insúa, también solicitó licencia para acompañar a Preciado.

En tanto, los ediles de Minatitlán, Horacio Mancilla, y de Armería, Ernesto Márquez —ambos del Partido Verde— han solicitado licencia para hacer campaña con Peralta; así, 50% de los presidentes municipales de Colima anda en campaña abiertamente.

Otro caso peculiar durante el proceso para registrar coaliciones durante esta elección extraordinaria son las alianzas de ‘partidos satélites’.

El PRI logró negociar con la dirigencia del PT para incluirlo en la alianza que ya tenía con el Panal y el PVEM.

Algo similar ocurrió el lunes pasado, cuando la dirigencia Nacional del Partido Encuentro Social obligó a su candidato, Gerardo Galván, a renunciar para poner su estructura al servicio del candidato del PRI, y el Partido Humanista se sumó a Preciado.

Acusaciones, la fórmula. Durante las últimas semanas de una campaña que duró 35 días, los candidatos de PRI y PAN han concentrado sus baterías en ataques entre sí: el PAN intentó culpar a Ignacio Peralta de conducir ebrio y provocar un accidente automovilístico, la respuesta llegó en forma de panfletos donde se acusaba a Jorge Luis Preciado de liderar una red de tráfico de personas y prostitución.

El tono de las acusaciones subió y se divulgaron grabaciones en las que se daba a conocer la relación que sostiene el candidato del PAN con una joven 20 años menor que él y se le acusaba de obligarla a abortar; en el contraataque circuló un video en el que una persona que supuestamente fue ejecutada el 6 de diciembre pasado, vincula a Peralta con el cártel de La Familia.

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