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Mérida.— Inspirado en su afición y gusto por entrenar perros desde que tenía 10 años, Rashid Cortázar Alcocer, un joven de 20 años de edad, abrió el primer restaurante para comida y servicios para perros, donde los dueños y sus mascotas pueden degustar al mismo tiempo diversos platillos.

Además de los alimentos, en el lugar se presentan exhibiciones de obediencia, fresbee y rescate de canes.

Rashid, con 10 años de experiencia en adiestrar perros, cuenta que la idea de abrir este restaurante la concibió junto con su hermana, porque desde pequeños han tenido varias mascotas y pensaron en este peculiar espacio, pues en Mérida —al igual que en otras partes de México— no existe una cultura que permita a los ciudadanos ingresar a los supermercados, tiendas o centros de venta y atención a clientes con sus animales.

El joven se asoció con su hermana Citlalli Georgina y lograron abrir el primer restaurante canino en Yucatán, luego de pasar por el largo proceso de la tramitología, aunado a las especificaciones que se les pidió cumplir por el tipo de negocio, para que les otorgaran los permisos.

Peek Food Restaurant es el nombre del establecimiento ubicado en el Fraccionamiento del Parque, al oriente de la ciudad, cuyo nombre es una combinación de la lengua maya y el idioma inglés. De acuerdo con sus raíces, “peek” significa perro en maya y “food restaurant”, comida de restaurante, en inglés.

El dueño del lugar, en entrevista con EL UNIVERSAL, comentó que también pondrán, en breve, un programa en el que la gente que vaya al restaurante podrá pagar por un platillo —cualquiera que escoja— y el personal del restaurante lo repartirá entre gente de escasos recursos o indigentes.

En el establecimiento se ofrece un menú especial para los perros y otro para sus amos, para que ambos compartan el espacio con amigos y otros simpatizantes de los animales.

El lugar cuenta con tres áreas: una al aire libre en el que conviven personas y canes en una terraza, el segundo está en el interior del lugar, para aquellos que desean probar los platillos y no estar cerca de los animales, y un tercer sitio, que es un salón privado, también sin mascotas.

El restaurante ofrece un menú variado elaborado por un chef y otra carta canina, que tendrá la asesoría de un médico veterinario para ofrecer alimentos balanceados.

El local se encuentra abierto de jueves a domingo y tiene una capacidad para 50 personas y 12 mascotas, a los que se les sirve en pequeñas mesas, en platos especiales.

Sin embargo, no se admite a cualquier tipo de perros; para entrar, deben cumplir con un reglamento, que establece el ingreso solamente a los ejemplares “sociables, estables, educados, libres de parásitos, garrapatas y pulgas, es decir, que estén sanos a fin de que no sean transmisores de enfermedades”, dice.

Cortázar Alcocer señala que en la entrada del restaurante hay un filtro para evitar que ingresen animales que no estén limpios y cuidados.

Lamenta que en Mérida no haya una “cultura para aceptar y tolerar a las mascotas”, pero confía en que con la apertura del restaurante, la gente vaya adaptándose a convivir con los animales, hasta que un día se permita la entrada a todo tipo de negocios.

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