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Morelia.— Las víctimas de los ataques con granadas de fragmentación ocurridos en la ceremonia del Grito de Independencia, el 15 de septiembre de 2008 en Morelia, llegaron al séptimo año con la noticia de que el fondo de 5 millones de pesos que les obsequió Rafael Márquez, “se acabó”.
Este año, los hijos y huérfanos de las víctimas ya no recibieron la beca anual de 7 mil pesos, tampoco los apoyos en uniformes y útiles escolares.
La peor tragedia ocurrida hace siete años, en la que ocho personas murieron y más de 106 resultaron gravemente heridas, tuvo en este 15 de septiembre el mayor de los desprecios, pues a diferencia del año pasado, esta vez el gobernador sustituto, Salvador Jara, no hizo acto de presencia. El único que llegó al lugar fue el edil independiente, Alfonso Martínez.
El manto gris del cielo de este martes sobre los viejos edificios de cantera del primer cuadro de la ciudad, dio la fría bienvenida a los pocos dolientes y a algunas de las víctimas de aquella fatal celebración patria, cuando Leonel Godoy, entonces gobernador, rasgaba el aire con los campanazos y gritaba el usual ¡Viva México!
A la placa alusiva a la tragedia y el árbol llorón, vestidos como cada año con claveles blancos y rojos, fueron llegando unos pocos, como Margarita Castillo, quien recibió el impacto de la segunda granada de fragmentación o Angélica Jazmín, quien rememoró cada momento vivido con su familia, de los que ocho fueron afectados.
Casi al mismo tiempo llegó Arturo Rivera, quizá el segundo con más daños por el granadazo, las más de 360 esquirlas que guarda su cuerpo dan fe de su tortura, o Rafael Bucio, quien tras 12 cirugías, perdió su pierna y el médico que lo atiende le dijo que posiblemente uno de sus brazos siga el mismo camino.
El hombre en silla de ruedas exigió claridad en las cuentas del fideicomiso que les abrió el zamorano Rafael Márquez, del que les dijeron, ya no queda nada.
A siete años de aquel suceso que pintó de sangre la cantera del Centro Histórico de Morelia, pareciera que las autoridades intentan borrar de tajo lo ocurrido en estas fechas.
Hoy pareciera que las víctimas ya no lo son; que las pensiones ya no son vitalicias, que los apoyos se acabaron y nadie dice en qué ni cómo.
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