Elementos de la Fiscalía General Estado detuvieron a dos hombres y a una mujer acusados del asesinato de la magistrada federal Ana María Mujica y de su hijo Fernando Sánchez Mujica.

Los detenidos fueron arrestados el sábado pasado en una residencia campestre del municipio de Jesús María.

Los acusados Sara Morán Hernández de 40 años de edad, su hijo Emilio Moisés Sánchez Morán de 19 años y Hugo Sánchez Beltrán de 25 años, pareja sentimental de la detenida, fueron ingresados al Cereso de esta ciudad como presuntos responsables del doble homicidio.

La magistrada, de 66 años de edad, estaba adscrita a la Sala Regional del Norte-Centro del Tribunal Federal de Justicia administrativa Aguascalientes y Zacatecas.

Ante el Ministerio Público Sara Morán Hernández confesó haber planeado junto con su hijo y su pareja el homicidio de la magistrada.

Describió que Ana María Mujica era la esposa del padre de su hijo Emilio Moisés, al que conoció en el Estado de México y se la trajo a vivir a la comunidad de Valladolid del municipio de Jesús María en un terreno donde tenía dos casas, una para ella y otra para su cónyuge, y quien tiempo después falleció.

Al quedarse viuda, la magistrada contrató a Sara como su empleada y le asignó tareas de chofer y manejo de sus finanzas.

En la relación laboral y de vecinas las mujeres tuvieron algunos altercados, además de que  Emilio Moisés tenía conflictos con su medio hermano Fernando, por lo que los ahora presuntos responsables, madre en hijo, con la ayuda de otra persona planearon el crimen, señaló la fiscalía.

De acuerdo a las líneas de investigación los autores del homicidio actuaron por rencor y porque pretendían quedarse con el dinero de la magistrada.

El sábado pasado por la noche Sara y su hijo visitaron a la magistrada en su residencia.  Sara  le disparó a Ana María con un arma de fuego calibre 22 hasta privarla de la vida dentro de su habitación; después Moisés acudió al cuarto de su medio hermano, quien escuchaba música recostado en la cama y le dio un disparó en la cabeza con la misma pistola.

Enseguida los presuntos homicidas salieron de la viviendo y se trasladaron a un bar en el que los esperaba Hugo Sánchez Beltrán y en  donde permanecieron hasta la madrugada, y al amanecer se mostraron sorprendidos con la noticia.

Al tomar la declaración a los empleados de la magistrada los ahora inculpados cayeron en contradicciones y confesaron su participación en los hechos.

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