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De visita en México, el bailarín de ascendencia cubana, David Álvarez, fue contactado por la Academia Billy Elliot en México para que compartiera con sus alumnos, entre otras cosas, la experiencia de haber representado al pequeño que cogió las zapatillas de ballet y que con ellas siguió sus sueños, dejando atrás los estereotipos de una sociedad que entiende el color azul para los niños y rosa para las niñas.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Álvarez, quien nació en Canadá hace 22 años, narra que al pasear por playas del Caribe mexicano, la producción de Billy Elliot en México lo contactó: “Me preguntaron si podía estar con los niños y claro que vine; pude conocer a los niños y compartí —con ellos— mi experiencia cuando estuve haciendo Billy Elliot en Broadway, ayudándolos para que sepan qué es la espera”.

El bailarín, con varios años de experiencia y con un Premio Tony (el equivalente a un Oscar para el cine), recuerda entre sonrisas cómo fue que la vida le llevó a interpretar a Billy en 2008: “Comencé a los 12 años, había ganado una competencia de ballet en Montreal, Canadá”.

Luego, indicó que se mudó a Nueva York, donde ingresó al American Ballet Theatre (una importante compañía de ballet) y ahí empezó el viaje que le llevaría a alcanzar sus sueños.

Confesó que cuando le dijeron que había una posibilidad de ser Billy Elliot, no se sentía listo para llevarlo a cabo, pues “yo sólo sabía hacer ballet, no sabía tapear, ni actuar, ni cantar, ni —tenía— el acento británico. Tenía muchos obstáculos, pero eso no significaba que no lo podía hacer”.

“Tienes el potencial pero no sabemos si puedas hacerlo”, le dijeron; por lo que durante seis meses se preparó para el papel, recuerda que “tienes que sacrificarte mucho, es sacrificar horas y horas al día para poder hacer todo eso. Ensayaba hasta nueve o 10 horas al día trabajando y combinando todo”, externó Álvarez.

A los 13 años, cuando llegó el día en que le dieron el “sí” para ser Billy, lo llevaron a Londres a ver el show, recuerda que vivió allá durante un mes para lograr el acento que pedían. Cuando interpretó al niño que enfundado en unas zapatillas de ballet persigue sus sueños, de algún modo, ya no era personaje-intérprete, sino David Álvarez cristalizando un sueño que compartía con Billy.

Todo lo anterior trata de transmitirlo a los nueve chicos que actualmente se preparan en la Academia Billy Elliot que dirige el productor Alejandro Gou en el Centro Cultural Teatro 2.

Álvarez reconoce en ellos que “todos tienen pasión, todos trabajan muy duro y todos son muy inteligentes y, claro, no pueden estar aquí si no tienen el talento”. Al trabajar con los pequeños Billy’s (como él les llama) “me recuerdan mucho a mí cuando estaba haciendo a Billy en Broadway. Los veo que están cansados, que están contentos; yo sentía todo eso, lo recuerdo muy bien”.

Por ahora, los chicos se encuentran en el proceso de trabajo que incluye el aprendizaje del canto, baile, acrobacia, tap dancing, ballet y gimnasia.

Álvarez reconoce que “lo más importante es que los niños tengan la pasión, son muchas cosas con las que van a tener que lidiar porque es duro física, emocional y mentalmente”.

Esos pequeños tienen amor y pasión por lo que hacen, comentan que lo que más les gusta de asistir a la Academia es la gimnasia, el ballet y la actuación. Al igual que Billy, también enfrentan dificultades; uno de ellos relata que ha sido complicado “dejar a mi familia, es difícil no verlos”. Quizá empiezan a encarnar el papel.

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