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Ahí estaba, con su cabello aún dorado moviéndose de un lado a otro y así mostrar la juventud del “por siempre joven”, Rod Stewart.

El británico brincó, recorrió el escenario, movió los pies con rapidez y entonces el público aplaudió y no paró de hacerlo.

La fiesta estaba buena. Y haciendo gala de la puntualidad inglesa, el cantante apareció a las 20:00 horas en el escenario del Palacio de los Deportes para presentar sus más grandes éxitos cosechados en 33 años de carrera musical y que lo han consolidado como uno de los representantes del rock.

Aquellos contemporáneos del artista de 72 años no sólo se dejaron llevar por la música de sus tiempos añejos, también se pusieron a bailar con aquel estilo.

Los más jóvenes también corearon canciones de como “Having a party”, “This old heart”, “Some guys”, “Love Is” y “Tonight’s the night”.

La cuestión era seguir el ritmo no sólo de los instrumentos, también el del protagonista de la noche, quien no paró de disfrutar el show y de presumir a su compañía: músicos, bailarinas y coristas.

Durante el recital, que convocó a 15 mil personas, Stewart lució varios cambios de vestuario. Y aunque no con la misma rapidez de otros artistas, el intérprete siempre añadió lentejuelas y detalles brillantes a sus prendas.

Aunque para ser todo un Sir, el look rockero con más de 50 años de carrera incluía eso de enseñar “el peluche en el estuche”.

Llegado el momento y enfundado en un traje color cobrizo, le pidió a su público que se sentara, cosa que no fue fácil de conseguir al primer intento. Después de persuadir a sus seguidores de tomarse un descanso, pasó a las canciones menos movidas y más sentidas.

Entre gracias, dichos en español y diciendo piropos al público mexicano al que calificó como maravillosos y excelentes, Stewart puso en vivo temas como “First cut”, “Ooh La La”, “You’re in my heart” y “Talk about it”, entre otros, que además de complacer a sus fans, les dio alegrías y ansias por cantar.

Stewart se hizo acompañar de un juego de pantallas en los que compartió momentos importantes de su vida y su carrera profesional, como la ocasión en la que lo condecoraron con la Orden del Imperio Británico (otorgado por el príncipe Carlos), sus inicios musicales, fragmentos de los videos de sus éxitos, su pasión por el futbol y momentos familiares.

Rod Stewart, como tradicionalmente lo hace en sus conciertos, mostró también su afición por el balompié (es aficionado del Celtic de Glasgow) al regalar balones y demostró que tiene buena pierna para llegar hasta el primer piso del recinto.

Y para retomar el ritmo de la fiesta movida, hizo sonar canciones como “Sailing”, “Maggie” y “Stay with me”, que provocaron que el público se levantara de sus asientos.

Sin embargo, cuando la cosa se puso “Sexy”, los globos aparecieron y la fiesta convirtió a todos en coristas, mientras Stewart decía: “gracias, gracias, gracias, gracias”, dejando su lengua materna para entregarse a la de Cervantes.

“Esta será la última”, dijo el cantante antes de interpretar “Enjoy yourself” y así cumplir con su promesas de dos horas de compañía mutua y de hacer que su público disfrutara de 22 canciones que viven en la memoria colectiva.

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